Horns
Director: Alexandre Aja
Actores: Daniel Radcliffe, Juno Temple, Max Minghella y Joe Anderson.
Guión: Keith Bunin. Basado en el libro de Joe Hill.
Productores: Alexandre Aja, Riza Aziz, Joey McFarland y Cathy Schulman.
Montaje: Baxter.
Fotografía: Frederick Elmes.
Música: Robin Coudert.
Producción: Red Granite Pictures y Mandalay Pictures.
Del otrora enfant terrible del cine de terror francés Alexandre Aja y con un considerable retraso (luego se quejarán de la piratería) llega a nuestras pantallas la última película del director parisino que tras su meteórico comienzo de carrera con exitazos como Alta Tensión o el excepcional remake de Las colinas tienen ojos, vio como su caché y reputación descendían enormemente tras los fracasos de Reflejos y Piranha 3D (a pesar de todo la sigo defendiendo como un homenaje a la serie B divertidísimo), por lo cual decide dar un giro a su carrera apostando por el género fantástico.
Basada en la novela de Joe Hill, el conocidísimo hijo de Stephen King (aunque cada vez más reconocido por su propio mérito), Horns cuenta la historia de Ig Perrish, un joven torturado por la misteriosa muerte de su novia y al que todos los vecinos del pueblo acusan por su asesinato, tras una noche de desenfreno despierta con la sorpresa de que dos cuernos le están creciendo en su cabeza y aunque invisibles para la mayoría de la gente le otorgan un curioso poder, el conseguir que la gente no solo le cuenta sus más oscuros y profundos secretos, si no que lleve a cabo aquellos actos que jamás se atreverían a hacer, Ig usará estos nuevos poderes adquiridos para encontrar al verdadero asesino de su novia.
Como habréis podido imaginar rápidamente tras leer el argumento del film, lo más llamativo de éste es lo imaginativa de la premisa inicial, y es que la novela de Hill es un auténtico descubrimiento que supone un aire fresco al género fantástico, localizada en un pequeño pueblo muy al estilo del Castle Rock de papa King, la acción rápidamente se encamina hacia un humor muy negro aprovechándose del recurso de los secretos y deseos más oscuros saliendo a la luz, así los momentos en que Ig provoca auténticos estropicios al principio involuntariamente y luego sacando toda su mala leche, son los más graciosos del film y donde avanza con más acierto al igual que con la parodia nada disimulada de las películas románticas juveniles, la crítica al sensacionalismo de los medios de comunicación o la hipocresía de la sociedad negando sus deseos por el miedo a las consecuencias de sus actos, son éstos momentos de comedia ácida y negra cuando la película alcanza sus costas más altas y a ello contribuye el buen trabajo de un Daniel Radcliffe que sin que podamos decir que hace un trabajo sobresaliente si que cumple sobradamente y si sigue por éste camino conseguirá deshacerse poco a poco de la larga sombre del niño mago.
Sin embargo el principal problema del film son los bajones de ritmo que sufre durante su parte media y es que una vez superada la sorpresa inicial y los primeros gags provocados por los poderes de Ig la investigación avanza a trompicones y la inmersión de la película hacia el terreno dramático hace que el interés en ella decaiga bastante, pues en el fondo el asesinato de Merrin debería ser más que el McGuffin para conocer la curiosa historia de redención de Ig y recrearnos con las situaciones que se producen con sus curiosas habilidades, sin embargo Aja se equivoca dándole demasiada importancia a su asesinato e historia de amor, corriendo el riesgo de convertirse en lo que pretende parodiar, por suerte el film sigue recuperando el tono en algunos momentos como esos flashbacks de su época infantil que de nuevo recuerdan a las historias de Stephen King o el giro hacia lo fantástico y demoníaco del final con alguna escena de lo más espectacular y un impresionante trabajo de maquillaje y efectos especiales que pese a no poder ocultar la sensación de que al film le sobra metraje para tener algo más de ritmo dejan un buen sabor de boca final con la impresión de haber visto una película divertida y sorprendente.
En conclusión un film diferente que evidentemente no pasará a la historia pero hará pasar un buen rato y que merece la pena ya no solo por la originalidad de su propuesta si no también por esos grandes momentos de humor negro, ácido e irreverente y por un mensaje nada disimular y que invita a reflexionar sobre nuestras propias acciones. Una demostración de que Joe Hill puede ser un filón en la traslación de sus historias a la gran pantalla y que Alexandre Aja pese a lo irregular de su filmografía aún tiene mucho que decir en el séptimo arte.
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