Demasiado sueño en el cuerpo para estar solo a Martes, pero Sitges, a diferencia de otros festivales ofrece tal cantidad de títulos y sección que hace que los horarios sean bastante ajustados, las películas se acumulen y el tiempo de descaso sea bastante escaso, así que toca mal comer, aumentar el número de cafés, empezar a darle a las bebidas energéticas, afanar algún canapé que otro de las fiestas del Meliá (todos lo hacemos alguna vez ahora no os hagáis les dignes) e intentar disfrutar del cine de género.
Y empezando el día con una de esas películas que había sonado fuerte antes del comienzo del festival y es que el tráiler de Slash Back prometía tentáculos, monstruos y grupos de adolescentes badass salvando a su pueblo, nada mal en apariencia. Pero como bien sabemos que no podemos de fiarnos de un tráiler, la presentación algo larga de ese grupo de amigas inuits nos ha empezado a hacer sospechar, es cierto que lanzar mil referencias a The Thing de manera nada disimulada nos hizo tener esperanzas, pero sin embargo la película pasa más tiempo entre el angst adolescente y la pelea por ser la más popular del pueblo que en la lucha contra los aliens que quieren robar sus cuerpos. Los austerísimos medios y la falta de carisma entre sus protagonistas y emoción en sus escenas de acción ha convertido en un pequeño suplicio una película que en principio apuntaba a puro disfrute desinhibido.
Otro punto fuerte y esto ya basado en realidades tangibles y no en avances promocionales, era Pearl la esperadísima precuela de X, película con la que el siempre querido en el festival Ti West volvió a poner al mundillo del género a sus pies. En esta ocasión la película nos cuenta la historia de uno de los personajes principales del primer film y como llega a la situación de la película de la que proviene. West se maneja como pez en el agua en una historia costumbrista pero malsana que va virando poco a poco hacia el terror mientras escarba en la psique de su protagonista. Visualmente el film es una auténtica gozada, con una fotografía portentosa y Mia Goth se apodera de la función especialmente con un rush final, monólogo en primer plano incluido que inicia un clímax absolutamente espectacular que solo nos puede dejar con más ganas aún de ver el cierre de esta sorprendente trilogía.
A diferencia de las dos anteriores, de Family Dinner había menos referencias, la película austriaca era una de esas apuestas tan propia de estos festivales. La historia de una joven que va a pasar unas fiestas con su tía, experta en dietas detox, real foods y similares, su nuevo marido y su hijo que la insulta por su cuerpo. La protagonista poco a poco comienza a entrar en el extraño modo de vida de la familia para conseguir adelgazar mientras se acercan las fiestas. Probablemente la mayor virtud de esta película es que a pesar de tener claro desde un principio lo que va a pasar, porque no juega precisamente a la sorpresa, consigue mantener el interés del espectador por la buena labor de sus interpretes y la creación de un ambiente cada vez más turbio y enrarecido que sin necesidad de explosiones efectistas consiguen crear una sensación de malestar. Una película pequeñita y que probablemente no adquiera demasiada relevancia pero a la vez un interesante y apreciable ejercicio de estilo y de ambientación.
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