martes, 11 de octubre de 2022

Sitges 2022: Lunes 10

 Pasado el primer fin de semana de locura festiva y festivalera, comienza el grueso del Sitges más contundente y es que aunque tras las tormentas de los primeros días el tiempo nos sigue acompañando y el sol dan ganas de quedarse más en una terraza, paseando el pueblo, dejándonos el dinero que no tenemos en los puestecitos o probando todas y cada una de las food trucks ya empiezan días con más cargas de películas y propuestas más arriesgadas.

Una de ellas era la película danesa Speak no Evil cuyos directores se han atrevido a presentar como la película más perturbadora de la historia del cine danés o que al menos esa era su intención al realizarla. La película muestra la vida acomodada y algo vacía de una pareja danesa de clase media alta que en unas vacaciones por la Toscana italiana conoce a otra pareja holandesa y deciden ir a pasar una semana junto a sus hijos respectivos a su casa en la montaña. La película apuesta continuamente a intentar crear un ambiente opresivo y enrarecido para provocar la incomodidad en el espectador pero resulta un tanto difícil empatizar con las decisiones de los protagonistas por mucho que se quiera incidir en su carácter frío y pusilánime. El giro que se imagina a los dos minutos de película efectivamente acaba sucediendo para sorpresa de nadie y ni siquiera su intento final de incluir imágenes algo más explícitas y desagradables consiguen impactar porque sinceramente una pareja quejándose sobre una cama demasiado estrecha como si estuviera escribiendo una mala review de AirBNB cuando claramente algo más turbio está sucediendo a su alrededor no ofrece demasiado asidero emocional. Algunos ya se han atrevido a compararla con Funny Games aunque la mayoría hemos salido con cara de pues muy bien, me voy a por un café y a la siguiente.


Momento para volver a ver a nuestro principal motivo de alegría y el auténtico Rey de Sitges y es que si hace años lo más esperado era ver lo nuevo de Sion Sono o de Miike o Kitano hace tiempo que Quentin Dupiex les ha arrebatado el trono y tras el éxito de Increíble pero cierto tocaba ver su otra película en ésta edición Fumer Fait Tousser (Fumar produce tos). En otro argumento digno de la loca mente del director francés, en este caso la película sigue a un equipo de superhéroes power rangers style que se van a un retiro o team building de empresa y acaban contando historias de terror frente a una hoguera. ¿Parece loco o absurdo? pues eso solo es el comienzo, Dupiex se marca una de sus películas habituales en la que su público más fiel disfrutará hasta el infinito con su humor completamente bizarro y surrealista y el espectador más casual puede que se eche las manos a la cabeza sin entender nada. Particularmente se en qué lado de la balanza, larga vida al Rey Quentin, ojalá una nueva sección en el festival de Noves Dupiex todos los años.


Y de nuevo el cine coreano al rescate en Sitges con Emergency Declaration película clásica de catástrofes aéreas en las que a los viajeros de un avión les ocurren todas las desgracias posibles en nuestra realidad y en el resto del multiverso, porque claro, rellenar dos horas y media de película no es fácil. En consonancia con la tradición americana de éste tipo de películas multitud de caras conocidas entre su reparto. La película se sigue con facilidad y no aburre pero en algún momento llega a tomarse a broma por la absurda acumulación de lances y mala suerte que corre esa gente. Como siempre varias tramas con personajes con los que empatizar y sufrir pero decisiones y giros tan manipuladores que por momentos agotan y se acaban tomando un poco a chiste. Su extremada duración y un final profundamente anticlimático tampoco ayudan demasiado. Para un Domingo tarde de lluvia o un viaje en bus está bien eso si.



Y para acabar el día otros de los habituales en Sitges en los últimos años y es que Justin Benson y Aaron Moorehead han presentado todas sus películas en el festival y cuentan con una amplia legión de fans que les asegura jugar en casa con cada nuevo proyecto, principalmente porque su tipo de cine gusta aquí y luego porque los chavales son bien majos y se marcan unos buenos karaokes nocturnos, que eso también une mucho todo hay que decirlo.
Su nuevo trabajo, Something in the Dirt venía precedida de buenas críticas que parecía olvidar el mal sabor de boca que dejó Synchronic y su labor en Caballero Luna. En esta ocasión la pareja de directores también protagonizan una película postpandémica con vocación DIY que juguetea con los clichés sobre magufos y conspiranoicos en la que sus protagonistas se creen en un episodio de Expediente X y en realidad no van más allá de ser meros compañeros del misterio. El humor está un tanto soterrado y quizás se pierde en su autocomplacencia en la ironía en un tema tan de nicho pero a su vez tratado de forma tan superficial que es difícil entrar. El habitual fandom de los directores ha salido en silencio y con caras de no entender muy bien que había pasado, me uno a ese grupo la verdad.

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