Como ya os contaba ayer, lo mejor en los festivales es improvisar, tener claras tus prioridades y en el resto dejarte llevar por la corriente del propio Zinemaldia, así que hoy por fin si, mañana de descanso saltándome la primera película del día, pero una vez más los horarios de sueño han ido moviendo mis horarios, por lo que una vez despierto y recogidas entradas para ver al gran Miike el Martes, he visto que me cuadraba un Nuevos Directores si luego me echaba una carrera hacia el Kursaal para la película de las 12. ¿Hay alguna duda de si lo he hecho?
Así que ahí estaba yo a las 10:30 estrenándome este año en los Principe para ver Bonfire at Dawn, película japonesa de Nuevos Directores sobre un pequeño descendiente de una familia de artistas del Kyogen, una rama del teatro tradicional japonés que pasará un invierno aprendiendo el oficio familiar. El film es sencillo y directo y sin embargo trata temas como la importancia de la tradición, la relación padre - hijo y la necesidad de crear lazos. Una obra menor que se ve con agrado pero difícilmente se recordará.
A continuación una de las polémicas del día, The Other Lamb, una cinta que ha levantado controversia por la cantidad de público que ha abandonado la sesión. Han sido muchos los que han hecho la comparación fácil con La Bruja y la han atacado por no llegar al nivel de excelencia del film de Robert Eggers, sin embargo creo que la obra de Matgorzata Szumowska tiene entidad propia para considerarla por sí misma, con una estética creepy y malrollera bien conseguida y potentes metáforas contra la religión y la política actual. A su favor la portentosa actuación de Raffey Cassidy que encabeza desde este momento las candidatas de premio a mejor actriz, en su contra, un ritmo pausado que ha acabado con la paciencia de muchos, pero también es cierto que si de un film de 96 minutos a algunos les sobraba media hora es que no querían ver una película, si no un capítulo de una serie.
Pero si creíamos que había lío faltaba lo bueno por llegar y es que la kazaja A dark, dark man ha provocado deserciones generalizadas en la sala. La falta de una trama sugerente y su escasa fuerza visual ha hecho que la el thriller de Erzhanov no haya cosechado demasiados fans entre el público que sin embargo ha aplaudido al finalizar (los que aguantaban) como bien manda la tradición cuando está el equipo artístico en la sala. Este Memories of Murder mal, ha aburrido de manera generalizada y es que su repetición hasta la extenuación de la crítica a la corrupción generalizada en la sociedad kazaja acaba por cansar y su esperada explosión de violencia final se queda en balas de fogueo para un film que por no tener no parece tener ni mensaje. Una de las peores películas del festival.
Era difícil ir a peor y efectivamente, el visionado de Y llovieron pájaros ha sido un bálsamo para muchos. Obra amable y sencilla que sin embargo expone temas importantes como la importancia de poder decidir sobre nuestra vida y nuestra muerte, las segundas oportunidades o la posibilidad del amor en edades avanzadas. Cargado de imágenes bellísimas y de un mensaje poderoso, el film además demuestra que el cine está cambiando (para bien) atreviéndose a contar una historia de amor entre octogenarios con escena sexual (bellísimamente filmada además) incluida. Una sorpresa de lo más agradable en la sección oficial y que podría optar a algún premio de actuación o fotografía.
Para acabar el día tocaba O que arde, la última película de Olivier Laxe que cuenta la historia de un pirómano que vuelve a su pueblo tras cumplir condena por provocar un incendio y tiene que acostumbrarse a vivir de nuevo en sociedad. El film sugiere más que explica y se centra en un retrato del costumbrismo gallego y espectaculares imágenes de la naturaleza y el fuego. Si bien la película a nivel argumental no deja demasiado espacio al que agarrarse, O que arde, de alguna manera logra mantener la atención del espectador con sus bellísimas y desgarradoras imágenes a la vez que consigue que logres rellenar esos huecos argumentales que la película sugiere pero no acaba de definir. Una de esas películas que no hay que juzgar nada más salir de la sala, si no dejar reposar con calma porque minuto a minuto va creciendo en tu cabeza para darte cuenta de que la sencillez aparente a veces esconde una gran obra detrás.
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