miércoles, 25 de septiembre de 2019

San Sebastián Film Festival 2019: Martes 24

Por lo que sea éste no está siendo el festival de madrugar, las noches se alargan (y más si hay fiestas) y las primeras películas de la mañana son las sacrificadas, luego ya se sabe, a intentar cuadrar, recolocar y a carreras a todos lados, pero bueno, Fuck Continuity.

Tras intentar colocar las neuronas en su sitio y alejar la resaca lo máximo posible (maldito Dabadaba) tocaba comenzar la mañana con Pacificado, película brasileña que compite en Sección Oficial. El film de Paxton Winters, muestra otra cara de la vida en las favelas, no la mafiosa de los chicos de Ciudad de Dios o la lucha policial de Tropa de élite, si no la de esos ciudadanos de la favela que quieren sobrevivir en ese entorno, ya sea un antiguo jefe del barrio decidido a abandonar la violencia o una joven que no comprende del todo el barrio en el que le ha tocado vivir. La acción avanza con paciencia dejando que la historia se desarrolle y dando espacio a sus personajes, el trabajo actoral es impresionante en todo su elenco, con especial atención a la debutante Cassia Gil. A veces la violencia no tiene que ser explicita para impactar y Pacificado lo demuestra haciendo reflexionar al espectador con una historia que tenemos delante de los ojos y parece que preferimos no mirar.


Camino al Teatro Victoria Eugenia para ver algo más que una película, La Ola verde quiere servir de voz para todas aquellas mujeres que llevan años y años luchando por algo elemental como un aborto libre y gratuito en Sudamérica. El documental narra las horas entre la aprobación de la medida en el Congreso y su posterior anulación en la votación del Senado, todo ello cargado de testimonios de víctimas, voluntarias, médicos, etc ... a la vez que observamos las manifestaciones y la lucha en las calles por concienciar a la sociedad de la aprobación de la ley. La ola verde es tan necesaria y tiene un mensaje tan importante y potente que intentar mirarla desde otro prisma es absurdo. ¡QUE SEA LEY!




Contento por haber evitado la bala de Vendrá la muerte y tendrá tus ojos, la película que hasta el momento ha provocado más deserciones y bostezos del festival, me encaminaba hacia el Teatro Principal para ver Patrick, propuesta a priori interesante, sobre la aparición 12 años después de un niño que había sido raptado. Sin embargo me he encontrado con la película que hasta ahora más me ha irritado del festival, absurda en su planteamiento y ridícula en su ejecución. Tiene tantos agujeros en su guión que enumerarlos sería absurdo pero es que más allá de una propuesta con cierto punch, el como ha afectado a ese niño los 12 años de traumas y abusos en su desarrollo psicológico, el film no ofrece ni una sola idea interesante y se desarrolla de un modo desesperante y tedioso hasta llegar a un climax que pretende ser impactante y acaba siendo ridículamente absurdo.


Terminaba la noche en Tabakalera para estrenarme en la sección a la que da nombre la sede, con uno de los grandes nombres de los festivales, Takashi Miike, siempre polémico, capaz de lo mejor y de lo peor. First Love afortunadamente es un retorno a los mejores tiempos del director japonés, loca, divertida, absurda y extrema, la película es una montaña rusa de risas, sangre, disparos y persecuciones que ha hecho las delicias del personal y ha convertido la sala en una fiesta más digna de Sitges que de San Sebastián. Una mezcla hilarante de yakuzas, drogas, boxeo e historias de amor con escenas absolutamente sorprendentes (mejor no desvelarlas) que ha supuesto el sorpresón del festival y ha hecho que el día termine con una enorme sonrisa.


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