Marte. Título Oríginal: The Martian
Director: Ridley Scott
Actores: Matt Damon, Jessica Chastain, Jeff Daniels, Chiwetel Ejiofor, Kristen Wiig, Michael Peña, Sean Bean, Kate Mara, Sebastian Stan, Aksel Hennie, Mackenzie Davis, Donald Glover.
Guión. Drew Goddard. (Basado en el libro de Andy Weir).
Productores: Ridley Scott, Mark Huffam, Simon Kinberg, Michael Schaefer, Aditya Sood.
Montaje: Pietro Scalia
Fotografía: Dariusz Wolski
Música: Harry Gregson Williams
Producción: 20th Century Fox, Scott Free Productions, Genre Films, International Traders, Mid Atlantic Films.
Ridley Scott, el hombre que revolucionó el cine de Ciencia Ficción con dos de sus tres primeras películas (y se dice pronto ésto) tenía una espinita clavada, y es que su vuelta al género con Prometheus, pese a ser un éxito de taquilla que garantiza sus continuaciones, no tuvo tan buena repercusión a nivel de crítica ni mucho menos. Tal vez por éste tropezón y tras 30 años alejado de la scifi repite temática solo tres años después de la fallida precuela de Alien.
Y si algo demuestra desde el comienzo The Martian (¿Marte?, ¿en serio?, otra vez con las traducciones españolas de títulos) es que Scott se mueve como pez en el agua en éste genero, su dominio narrativo en la ciencia ficción es tan evidente que apenas si vale la pena pararse demasiado en ello, su capacidad de crear mundos y situaciones que hagan volar nuestra imaginación más allá de lo imposible sigue de plena vigencia más de tres décadas después de hacernos viajar con la Nostromo.
En ésta ocasión el elegido para acompañarnos es Mark Watney, el protagonista del popularísimo libro The Martian de Andy Weir, el cual no puedo dejar de recomendaros, en él al igual que en el film, Watney es un miembro de la misión Ares 3 que se queda abandonado en Marte después de que sus compañeros le den por muerto tras un accidente en una tormenta en el planeta rojo. Mark se encuentra entonces con el reto de sobrevivir en un ambiente hostil hasta hallar el modo de volver a casa.
Marte es la demostración de como acercarse de distintas maneras a una misma historia siendo ambas acertadas. Si bien en el libro la palabra ciencia debería figurar en mayúsculas, negrita y bien subrayada, en el film el elemento principal es la aventura. Si en el original escrito nos encontramos con un McGyver de la botánica y la física que monopoliza el protagonismo de la novela con su simpatía y su desbordante carisma en la película nos encontramos con un Robinson Crusoe en el espacio en el que tiene tanto peso la acción marciana como todo aquello que sucede en la tierra. Dos maneras de narrar una historia en definitiva.
Como es del film de lo que hablamos, en primer lugar hay que destacar la capacidad de su protagonista para llevar sobre sus hombros el peso de la acción en solitario en Marte sin que la atención del espectador decaiga en ningún momento, labor más complicada aún cuando no interactua con nadie la mayoría del tiempo. Damon dota a Watney de tal sencillez y naturalidad que en ningún momento nos podemos imaginar a otro actor en éste papel.
El resto del reparto es de lo más sólido, destacando un Michael Peña en el que parece el año definitivo de despegue de su carrera. La dirección de Ridley Scott como decimos es notable, acertadísima también la labor en el montaje de Pietro Scalia que sabe dotar al film de un ritmo envidiable en el que no hay un solo momento de respiro para el espectador. A ello también ayuda la banda sonora de Henry Gregson Williams que acompaña siempre con acierto las acciones de nuestro protagonista, al igual que la bella fotografía de Dariusz Wolski, es difícil ponerle peros a ésta película.
Sin embargo escribir una crítica es algo totalmente subjetivo, y tengo que aceptar que por mucho que quisiera alejarme de la novela original me resultó completamente imposible. Y es que The Martian me parece una buena película pero una mala adaptación, ya que el libreto de Goddard aún incluyendo casi todos los pasajes fundamentales de la novela de Andy Weir pierde su espíritu casi desde el comienzo. Cediendo el peso a la aventura por encima de la ciencia sobre todo y otorgando excesivo peso a lo que sucede en la tierra en perjuicio de las aventuras de Watney. Su lucha por la supervivencia parece en el film extrañamente sencilla, cuando todos aquellos que hemos leído el libro sabemos de las mil perrerías por las que tiene que pasar, en varios momentos, especialmente en el tercio final el film cede a la épica cinematográfica frente a la lógica científica de la novela (bochornoso final en mi opinión que resta muchos puntos al intento de dotar de verosimilitud a todo lo que sucede) y sobre todo porque no es capaz de lograr que Mark Watney sea ese personaje tan icónico que si es en la novela.
Si, se que hay que juzgar a las películas por sí mismas y no por de donde vienen, y ni mucho menos puedo decir que Marte sea una mala película, pero una vez has visto el sol una bombilla ya no te parece lo mismo por muy bien que ilumine, y yo en la sala me quede a miles de piratas ninjas de distancia de lo que disfrute con su lectura.
Me faltan los mil inventos de nuestro marciano para solucionar cada problema, me faltan las detalladísimas explicaciones de lo que hace en cada momento, echo de menos a ese Watney simpático y socarrón que combate con bromas todo lo que está pasando. En definitiva echo en falta ciencia y carisma, la auténtica esencia y razón de éxito de la novela de Andy Weir.
Probablemente Marte sea una película que disfruten mucho más los que no hayan leído el libro en el que se basa, para los que ya lo hicimos es difícil deshacernos de esa sensación de coitus interruptus al ver que una historia sobresaliente se convierte "tan solo" en una buena película.
¡Me gustó mucho, pero no sabía que había un libro! ¡Me lo apunto!
ResponderEliminarPues te recomiendo mucho el libro Isabel, es mucho más técnico y científico que la película, pero para mi gusto se disfruta más por esa sensación de verosimilitud que hace que te acabes metiendo del todo en la historia, además en la novela Watney desborda carisma, es imposible no quererle y sufrir por su destino.
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