Tras su galardón en Venecia había muchas ganas de ver Pobres criaturas la última locura de un director que normalmente se sale de lo corriente desde que más allá de Grecia le conociéramos con su impactante Canino y sin embargo no estábamos preparados ante lo que nos íbamos a encontrar.
Reinterpretando el mito de Frankenstein como base, la adaptación de la novela de Alison Grair cuenta la historia de Bella Baxter, devuelta a la vida por el doctor Godwin Baxter y su modo de ver e interpretar el mundo que tiene a su alrededor en su hambre por ver y aprender todo lo posible, lo cual le llevará a descubrir los placeres y las miserias del ser humano.
El film es enormemente divertido, pero también cargado de reflexión e ironía, el despertar de Bella como un bebé ante esa sociedad ante la que se tiene que mostrar educada y reprimir sus instintos y su continua evolución y aprendizaje forman un perfecto fresco no solo del papel de la mujer en la historia, si no del propio ser humano en sí misma. Evocadoramente bella en lo visual, con toques de steampunk y fantastique, radicalmente transgresora en sus ideas y con una Emma Stone absolutamente desatada en el mejor y más arriesgado papel de su carrera, acompañada de unos divertidísimos Mark Ruffalo y Willem Dafoe que conforman un casting prácticamente perfecto.
Provocadora, cómica, delirante y punzante hasta casi el radicalismo en su propuesta, el film no hace prisioneros y se lleva por delante cualquier tipo de convencionalismo en su desenfrenado viaje en defensa de la sexualidad, el feminismo y la búsqueda de la justicia y la felicidad. Pobres criaturas tiene el cada vez más infrecuente honor de ser una película totalmente inesperada e imposible de ver venir, gracias al cine porque a día de hoy sigan existiendo cosas así.
Y de los destacados veteranos a los debutantes, empezando por Francis Gallupi que ha presentado su opera prima, The Last Stop in Yuma County un western de atracos fronterizo que se desarrolla principalmente en un solo escenario, sabiendo sacar enorme partido a una situación a priori convencional gracias a su hábil manejo de la tensión y unos personajes carismáticos y resultones. Evidentemente bebe de los Cohen o Tarantino entre otros, pero Gallupi demuestra un enorme potencial con un sentido del humor negrísimo y apoyándose en el potencial de su casting y en un guion simple pero sin fisuras. Una figura sin duda a seguir que ha sido una gratísima sorpresa.
Si hay algo para lo que no estábamos preparados era para encontrarnos una película como Romance Criminal, es cierto que en Sitges ya estamos acostumbrados a locuras geniales y que su director Lee Won suk ya había preparado el terreno pidiendo que le llamáramos Juanito y sobre todo que en ningún momento nos preguntáramos por qué en su película y es que precisamente pedir lógica o coherencia sería perder toda la magia de un film absolutamente inclasificable en el que los personajes se lanzan a cantar con letras de karaoke, las avestruces se convierten en héroes inesperados o frases como "hace más calor que en la comunión de Charmander" (grande ese traductor) hacen acto de presencia. Una completa locura que ha provocado que Tramuntana estalle en carcajadas, palmas al ritmo de las canciones y gritos de ánimo. Si en la sinopsis oficial se intentaba comparar a su director con un Miike coreano más colorista diríamos que más bien está cerca de un Stephen Chow con aires de Wes Anderson mezclado entre idols y KPop, mezcla extraña a priori si, pero nada comparado con la comedia musical que está a punto de pasar ante vuestros ojos.
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