Se encara la recta final del festival con los mismos comentarios de cada año, que si este año la sección oficial es más floja (un clásico), las primeras apuestas ya sobre el palmarés, los preparativos para las últimas fiestas y las prisas para cuadrar todas las películas que te has perdido y todas las que suenan como premiables no vaya a ser que se lleve el premio gordo alguna que se te ha escapado (otro clásico).
Y con ese afán hoy era el día de darle fuerte a películas de sección oficial, empezando por la colombiana Los reyes del mundo de Laura Mora, directora que ya ganó el premio Nuevos Directores en Donosti con su anterior película Matar a Jesús. En su segunda película la directora sigue manteniendo su estilo en esta ocasión en una mezcla entre road movie y coming of age siguiendo el viaje de una familia auto impuesta de jóvenes que malviven en las calles de Bogotá y que buscan una falsa tierra prometida en la que encuentren respeto y dignidad. Uno no puede evitar acordarse de películas como Cuenta conmigo con esas frases de eslogan de camiseta y compararlo con este clan salvaje que solo trata de sobrevivir mientras la vida y el destino se empeña a golpearles con dureza una vez tras otra. Sus jovenes actores traspasan la pantalla con su naturalidad y Laura Mora consigue dotar de ritmazo y lirismo una historia que pese a su enorme dureza consigue mantener enganchado al espectador. Una película muy premiable en este tipo de festivales y que particularmente me encantaría que se colara en el palmarés final para darle algo más de visibilidad en su carrera comercial.
Pequeño interruptus en la misión del día para ver la última película de Cesc Gay, Historias para no contar , proyectada como una de las dos Galas RTVE. A pesar de tener un destacado reparto, no obstante medio cine español interviene en alguna de sus cinco historias, como buena película episódica es enormemente irregular y es que más allá de su brillante primer capítulo protagonizado por Chino Darín y Anna Castillo, la película sin dejar de ser simpática va cayendo a un humor algo rancio y caduco con lecturas que sorprenden que se sigan efectuando en 2022. Por suerte a última hora retoma algo el rumbo de nuevo gracias especialmente a ese momento mágico entre Quim Gutiérrez y Verónica Echegui dejando un buen sabor de boca y olvidando un poco su flojo tercio central, con especial mención al inexplicable "humor" del segmento protagonizado por Antonio de la Torre y Alex Brendemühl.
Turno de nuevo para una de las candidatas de sección oficial Great Yarmouth Provisional Figures historia pre Brexit sobre la situación de los trabajadores portugueses en Great Yarmouth Norfolk, antigua ciudad vacacional británica donde los migrantes buscan trabajos en las fábricas cárnicas locales y malviven en condiciones infrahumanas. El film adquiere un tono social denunciando la lamentable situación de los trabajadores portugueses y se observa con interés en sus primeros minutos en ese formato cuasi documental describiendo su día a día, lamentablemente a partir de ahí descubrimos que poco más hay con subtramas en las que no se llega a profundizar y se quedan algo colgadas, personajes con conductas algo confusas y una de las protagonistas menos empática de esta edición. Un film al que es difícil agarrarse ya que no sabe ir más allá de su inicial denuncia social, es decir un Ken Loach mal vamos.
Seguimos con el plan de "eliminar" películas de sección oficial y una de las imprescindibles era The Wonder y es que desde que se anunció su participación en el festival, la película de Sebastián Leilo protagonizada por Florence Pugh ya se ha colocado como una de las candidatas a premio, normal por otra parte con semejantes nombres. El film cuenta la historia de una joven que sobrevive sin comer a mediados del S.XIX, para averiguar si es un milagro o un bulo llegan al pueblo una monja y una enfermera que tendrán que certificar la veracidad del presunto milagro. Pese a lo árido de su argumento la película tiene un ritmo excelente transformándose en gran parte de su metraje en un thriller de investigación en el que el propio espectador se pregunta que está pasando, Florence Pugh carga con solvencia con el peso de la película que incluso cuando acaba transformándose en un drama y entrando en terrenos más pantanosos como el fanatismo religioso consigue aguantar el tipo. Eso si ya desde el principio la película pide un acto de fe al espectador recordando la importancia del relato y los cuentos ya que su historia es tremendamente tramposa y se le ven los hilos con facilidad, decisión del espectador es quedarse ahí o dejarse llevar hacia la intriga y la emoción.
El día acababa con El triángulo de la tristeza de Ruben Östlund, dentro de la sección de Perlas después de ganar la Palma de Oro en Cannes. Siguiendo su tónica habitual Ostlund realiza una crítica feroz en el film a las clases más altas, en este caso centrados en una pareja de influencers y en los viajeros de un yate de lujo, mostrando con ironía los prejuicios de poder que no de clase y como se trata y utiliza a los que están en el escalón inferior. Ostlund realiza su trabajo más accesible con una comedia loquísima y desternillante por momentos en que abandona su habitual ironía más afilada para abandonarse en un humor de brocha gorda e incluso escatológico que sorprendentemente funciona de maravilla y que consiguen que sus en apariencia extenuantes dos horas y media se pasen en un suspiro gracias al tremendo ritmo de un film que va disparando un gag tras otro sin descanso hasta convertirse en una comedia tan sorprendente como divertida y pasada de vueltas.
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