Llegamos a mediados del Zinemaldi y el cansancio se empieza a acumular, muchas películas, pocas horas de sueño y no nos engañemos, la noche donostiarra a tope porque tras dos años de pandemia este año se nota una liberación, pero tampoco es cuestión aquí de hablar de directores que hacen ronda de fiestas y no fallan en ninguna o actrices que cancelas compromisos de prensa tras el fiestón de la noche anterior.
Tras el exitazo que fue Las niñas Pilar Palomero afronta el reto de la temida segunda película con La Maternal, historia de una adolescente de 14 años que se queda embarazada e ingresa en un centro para madres menores de edad. Como en la anterior película de la directora la búsqueda de la sencillez y la naturalidad es lo principal y el hecho de contar con jóvenes de los propios centros contando parte de su historia da una sensación de realidad semi documental a un film en el que se joven protagonista destaca por encima de todo, quizás vaya de más a menos y es que su presentación y su excelente nudo central sobresalen sobre una resolución algo redundante y menos estimulante. Un film que busca más crear preguntas que dar respuestas al espectador y sobre el que ha habido división de opiniones entre los que lo postulan como candidato a la Concha y los que lo tachan de un discurso algo rancio y conservador, particularmente ni lo uno ni lo otro.
Y si hablamos de división de opiniones llegó el punto de Corsage (La emperatriz rebelde) la reinvención de Marie Kreutzer sobre la vida de Sissi Emperatriz con menos romances palaciegos y más rebeliones ante la autoridad. El film es interesante en lo formal y sobre todo tiene una actuación de Vicky Krieps absolutamente deslumbrante, está cargada de momentos brillantes pero estos se pierden en un conjunto algo anodino con una narración que discurre con la misma languidez que su propia protagonista y que tampoco tiene demasiado claro su destino. Su afán por romper estilo y convención, música anacrónica incluida nos recuerda a la ya vista aquí Miss Marx en una versión algo descafeinada, menos punk y más melancólica, dejando la impresión de que la propuesta era más atrevida que la propia ejecución.
El día terminaba con un habitual de la sección oficial de San Sebastián y es que Fernando Franco ya ganó el premio especial del jurado con su debut en La herida y volvió en 2017 con Morir. El tercer título del director es La consagración de la primavera historia de descubrimiento y despertar sexual con el trasfondo del debate o más bien realidad sobre la asistencia sexual a las personas con discapacidad. La naturalidad y la delicadeza con que Fernando Franco trata la historia y los personajes son ya marca de la casa pero en esta ocasión sorprende su viraje hacia la luz e incluso el humor en una historia que a pesar de lo atrevida de su propuesta nunca llega a incomodar y si que busca empatizar y comprender todos los puntos de vista de unos personajes poliédricos e imperfectos como la vida misma. Valeria Sorolla, Telmo Irureta y Emma Suárez se comen la pantalla a bocados y raro sería que esta cinta saliera del Zinemaldi sin algún premio.
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