Directores: Matt Bettinelli Olpin y Tyler Gillett
Actores: Melissa Barrera, Jenna Ortega, Mikey Madison, Jack Quaid, Jasmin Savoy Brown, Mason Gooding, Neve Campbell, Courtney Cox, David Arquette, Dylan Minnette, Sonia Ammar, Skeet Ulrich
Guion: James Vanderbilt, Guy Busick
Productores: Paul Neinstein, James Vanderbilt, William Sherak
Montaje: Michel Aller
Fotografía: Brett Jutkiewicz
Música: Brian Tyler
Producción: Paramount Pictures, Lantern Entertainment, Project X Entertainment
En 1996 Scream no solo arraso entre crítica y público, si no que enterró definitivamente la idea de que el Slasher estaba muerto, poniendo de moda de nuevo un género que parecía en sus peores horas, todo desde la ironía y metarreferencialidad dentro de la propia película, pero también honrando y venerando el género, los jóvenes que debaten sobre las reglas del cine de terror mientras son asesinados por no cumplirlas eran el gag definitivo y la genialidad sobre la que se asentaba una película ya histórica.
Por ello que la nueva versión de Scream juguetee en sus primeros minutos con el terror elevado y se asiente sobre el papel del fandom tóxico e Internet en el cine de terror es una vuelta de tuerca tan lógica como brillante.
Más allá de esto el paso de la antorcha a la nueva generación nos vuelve a llevar a territorio conocido, repitiendo esquemas temáticos de las entregas precedentes y con un lavado de cara en sus asesinatos, menos juguetones que en sus primeras entregas pero más explícitos y salvajes, tanto a la hora de mostrarlos a la luz del día sin rubor como en la duración de las escenas, donde se alarga la tensión pero se llega a una rápida resolución (con honrosas y merecidas excepciones), respondiendo a esa sensación de urgencia de la generación Tik Tok.
En su contra la enorme previsibilidad de la trama en su factor whodunit y sobre todo la falta de carisma de los nuevos protagonistas, salvo tal vez unos gemelos Meeks que merecían más tiempo en pantalla junto a la sensación de que el regreso de Courtney Cox y Neve Campbell es simplemente una cortesía para entregar el testigo.
A su favor, el acertado arco dramático de Dewey, el magnífico ritmo de la película que no da apenas tregua entre asesinato e investigación y sobre todo el gustazo de ver a un icono del cine de terror como Ghostface de nuevo en pantalla. Si esto es suficiente para un nuevo reinicio solo el tiempo lo dirá, o tal vez sean las redes y los foros de fans los encargados de encumbrar o volver a enterrar la saga.
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