The Matrix Resurrections
Directora: Lana Wachowski
Actores: Keanu Reeves, Carrie-Anne Moss, Yahya Abdul-Mateen II, Jessica Henwick, Neil Patrick Harris, Jonathan Groff
Guion: Lana Wachowski, David Mitchell, Aleksandar Hemon
Productores: Lana Wachowski, James McTeigue, Grant Hill
Montaje: Joseph Jett Sally
Fotografía: Danielle Massaccesi, John Toll
Música: Johnny Klimek, Tom Tywker
Producción: Warner Bros, Silver Pictures, NPV Entertainment, Village Roadshow Pictures
Han pasado más de 20 años desde que Matrix nos rompiera la cabeza revolucionando el cine de acción para siempre como no se había visto desde hacía décadas, asi que ahora que el revisionismo nostálgico ha llegado hasta los 90 solo era cuestión de tiempo que Neo y compañía volvieran a la gran pantalla. Sin embargo este regreso a Matrix está levantando tanta polémica como ya lo hicieron sus maltratadas secuelas y es que guste más o menos las Wachowski (Lana en solitario en este caso) nunca se han acomodado y siempre han buscado un giro de tuerca más y The Matrix Resurrections va a provocar tanto amor como odio.
Y pese a las vacías discusiones tuiteras esta nueva entrega ni revienta ni reinventa la saga si no que evoluciona. Un personaje nada más comenzar el film se pregunta si se está utilizando código viejo para programar una nueva versión y Lana Wachowski va a jugar con este concepto durante todo el film rindiendo homenaje al material original a la vez que lo reescribe e incluso lo parodia.
El juego meta entre la trilogía original, sus fans y esta nueva versión impulsa unos primeros 45 - 50 minutos tremendamente disfrutones en su marcado cinismo e irreverencia hacia el fandom y la propia obra. Si a finales de los 90 Neo rompía con todo y todos lanzando un mensaje rompedor contra el sistema, ahora Thomas Anderson acude a terapia hastiado de una vida de triunfador completamente vacía, si entonces Morfeo le rescataba con un mensaje cargado de trascendencia, ahora su trasunto se ríe de su propia solemnidad.
Y entre nostalgia y ansiedad Lana nos vuelve a demostrar que lo que realmente siempre importó fueron Neo y Trinity y aunque aquí no vivamos esa revolución en sus escenas de acción, que tampoco es que desluzcan, o la parte de IO rompa un tanto el ritmo por sobreexplicativa y por la excesiva duración del film, la química entre Keanu Reeves y Carrie Anne Moss funciona mejor que nunca hasta llevarnos a un clímax final tan espectacular como socarrón, en línea con una nueva entrega que nunca intenta llegar a las cotas (probablemente inalcanzables) de su film fundacional y se olvida de sus pretensiones más filosóficas para ofrecer un pequeño epílogo enormemente disfrutable de la historia de dos personajes tan icónicos como irrepetibles en su leyenda (ni siquiera por ellos mismos).
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