Director: Kenneth Branagh
Actores: Lily James, Richard Madden, Cate Blanchett, Helena Bonham Carter, Derek Jacobi, Stellan Skarsgard.
Guión: Chris Weitz.
Productores: Allison Shearmur, David Barron, Simon Kinberg.
Montaje: Martin Walsh.
Fotografía: Haris Zambarloukos.
Música: Patrick Doyle.
Producción: Walt Disney Pictures
Cuando se anunció el proyecto de Cenicienta fuimos varios (yo entre ellos, lo reconozco) los que arrugamos un poco el gesto, en primer lugar por volver de nuevo a una historia ya contada, y en segundo por la perspectiva de que Kenneth Branagh tras Thor o la nueva entrega de Jack Ryan se estuviera convirtiendo definitivamente en un director de encargos exclusivamente.
Felizmente puedo decir que nuestro adaptador de Shakespeare favorito vuelve a volar a gran altura con éste film, demostrando que a veces los reboots, remakes o como lo queráis llamar pueden ser no solo necesarios, si no deseables.
¿Crees en la magia?
Cenicienta no busca reinventar nada en el mundo del cine, olvidaos de una revisión del cuento de los Grimm, nada de la oscuridad del cuento original, simplemente se limita a adaptar a imagen real la película animada de Disney, quizás entonces os preguntéis porque ha recibido tantas alabanzas un film que ya hemos visto anteriormente en otro formato, y básicamente ha sido porque la película sabe perfectamente en que liga juega, y dentro de ella busca alcanzar las máximas cotas en todos sus aspectos.
Extraordinaria en todos sus aspectos técnicos, si algo hay que destacar por encima de todo es la banda sonora de Patrick Doyle, es difícil imaginar éste film sin el acompañamiento musical creado por el compositor escoces que suena durante prácticamente toda la película sin que apenas nos demos cuenta muchas veces y tomando el protagonismo cuando la ocasión lo requiere, una composición que prácticamente alcanza la perfección y que sin duda se convierte desde ya en una de mis favoritas para todos los premios que se vayan a otorgar éste año.
De igual manera sobresalen la labor de Sandy Powell y Dante Ferretti en los diseños de vestuario y arte respectivamente, excepcionales ambos consiguiendo que el espectador se asombre con cada pequeño detalle que aparece en la pantalla. Pero todo esto se quedaría en simples alardes técnicos si no fuera por la maestría en la dirección de Kenneth Branagh, que se divierte como un niño en cada toma, travellings, gruas, impresionantes panorámicas, el director se apoya en la preciosa fotografía de Haris Zambarloukos y en unos efectos especiales siempre al servicio de la historia, para hacer que la magia inunde la pantalla en cada momento.
En la parte actoral sobresale por encima de todos una Cate Blanchett maravillosa en el papel de madrastra que consigue subrayar la dualidad del personaje que navega entre lo malvado y lo patético. Pero si realmente algo hace funcionar éste apartado es la galería de personajes secundarios, que en papeles breves pero efectivos le dan un enorme empaque al film, no en vano, la galería de nombres es asombrosa con actores de la talla de Stellan Skarsgard, Derek Jacobi, Helena Bonham Carter o Ben Chaplin.
Es cierto que si le quieres buscar las vueltas a la película se la vas a encontrar, con una pareja protagonista que carece de carisma y peca de ser algo sosos, su carácter un tanto naíf o una historia que no cuenta nada nuevo y se limita a seguir la versión animada desarrollando algo más algunas elipsis temporales del film de los años 50.
Puedes elegir esa visión o puedes dejarte llevar ante un espectáculo para todos los sentidos, un film que nos lleva de nuevo a la tradición de cuentos para toda la familia, que le enseña valores a los más pequeños y hace sonreír a los mayores, en tu mano está elegir, ¿crees en la magia?
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