martes, 21 de septiembre de 2021

San Sebastián Film Festival 2021: Día 4

Tras el primer fin de semana de Zinemaldia los Lunes suelen ser algo más tranquilos, con menos afluencia de público a falta del sprint final de los últimos día y con acreditados y público de todo el festival con las primeras ojeras agarrándose al café como si fuera su ser más querido. El nuevo sistema de reserva de entradas (madrugón mediante) de vez en cuando ofrece algún disgusto pero a pesar de todo el día se presentaba más que interesante con Netflix intentando colarse en el palmarés y nombres importantes como Sorrentino, Aranoa y de nuevo Rysuke Hamaguchi que si no cambia mucho la cosa va a ser el nombre principal de esta edición.


La mañana comenzaba con Distancia de rescate, producción de Netflix que se estrenará en pocos días y principal apuesta de la plataforma en esta edición. El film basado en la novela de Samantha Schweblin y dirigida por la peruana Claudia Llosa cuenta la inquietante historia de una mujer agonizante junto a un niño que trata de recordar como ha llegado a ese estado. La película se apoya constantemente en una atmósfera inquietante y donde lo maligno siempre se respira, fácilmente identificable con los relatos de Enriquez o el mismísimo King, pero nunca deja de lado el relato sobre el amor materno filial. Con un interesantísimo uso de la voz en off a la hora de exponer y resolver el misterio y las excelente actuaciones de María Valverde y Dolores Fonzi, la película juega con las expectativas del espectador que puede quedar un tanto decepcionado ante el abandono final del fantástico o convencido ante la hábil mezcla entre el costumbrismo y lo perturbador. Me sitúo entre los segundos, encantado también con la habilidad de Claudia Llosa a la hora de dosificar el misterio y por el buen tratamiento de sus personajes.


La nueva película de Paolo Sorrentino (con Master Class incluída para unos cuantos afortunados al día siguiente) era otro de los grandes momentos de la edición del festival.

La mano de Dios es una sorprendente película biográfica donde el director italiano se muestra muy cómodo en una comedia ágil y loquísima por momentos plagada de personajes estrafalarios. En los años 80 la vida de Nápoles cambia por completo con la llegada de Maradona a la ciudad, tal es la influencia de la llegada del astro argentino que incluso salva la vida del posteriormente famoso director y le muestra el camino hacia su futura carrera. El film tiene dos tonos claramente diferenciados, la comedia inicial que ocupa al menos dos tercios de su metraje, con unos gags perfectamente hilvanados y escenas absolutamente desternillantes con todos sus actores bordando el surrealismo cómico para virar algo bruscamente hacia un drama que no deja de funcionar pero si sorprende por la brusquedad de su inclusión. En definitiva una película de Sorrentino siempre hay que verla y si es tan divertida como está, aún más.


Si el paso de Sorrentino a la comedia sorprendía, más aún lo hacía el de Fernando León de Aranoa que con El buen patrón estrenaba en San Sebastián su condición de precandidata española a los Oscar. El film que sigue los pasos de un empresario que podría ser el perfecto resumen de varios de ellos bastante mediáticos que todos tenemos en la cabeza, tanto por presencia física como por actitudes, se convierte desde un principio en una comedia de enredos que funciona sorprendentemente bien mezclando algunos gags más efectivos con otros más tontorrones y alguno un tanto chabacano (a la altura de algunos personajes). Aranoa brilla más en el guion con su cínico planteamiento que con una dirección un canto acartonada y su pequeño giro final hacia la crítica social parece algo más forzado y burdo en su planteamiento pero no quita que nos encontremos con una grata y divertida sorpresa. 


Ryusuke Hamaguchi se encargaba de nuevo de cerrar el día con su segunda película en Perlas, la ganadora del premio al mejor guión y premio FIPRESCI en Cannes, Drive my car.

La película de Hamaguchi adapta un relato de Haruki Murakami sobre dos personajes heridos que acaban abriéndose y encontrándose en una relación tan improbable como hermosa. La dificultad de superar y aceptar el dolor mueve a unos personajes apasionantes en un film tan bello como inabarcable por momentos, y que sin embargo crece y crece entre sentimientos arrinconados y momentos de dolorosa redención. Plagada de escenas que se graban a fuego en tu memoria no voy a negar que agradecería una duración algo más ajustada (puede que mi cansancio festivalero hable aquí por mi) pero con todo, es una experiencia cinematográfica maravillosa y una vez más, una de las razones por las que se viene a festivales como estos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario