El tubo. Título original: Meander
Director: Mathieu Turi
Actores: Gaia Weiss, Peter Franzen, Romain Libert
Guion: Mathieu Turi
Productores: Julien Deris, David Gauquié, Eric Gendarme, Sandra Karim, Thomas Lubeau
Montaje: Joel Jacovella
Fotografía: Alain Duplantier
Música: Frédéric Poirier
Producción: Fulltime Studio, Cinefrance Studios, Equitime, WTFilms, OCS
La confusión en esta época ¿post? pandémica con acumulación de estrenos hace que regresen a la agenda algunos títulos que ya parecían lejos de nuestro radar, y es que tras ser una de las sensaciones de la última edición del Festival de Sitges había mucha curiosidad por esta cinta que los afortunados que ya habían podido verla comparaban con algunos de los clásicos más recientes de la ciencia ficción y el terror.
Efectivamente la premisa inicial de El Tubo, donde una mujer despierta en un laberinto de tuberías y debe pasar una serie de pruebas a contrarreloj para sobrevivir enseguida nos trae a la cabeza la estupenda Cube de Vincenzo Natali, con algunos momentos de cierta claustrofobia (no demasiados) que nos hacen añorar el Descent de Marshall o incluso algunas reminiscencias del primer Saw son muchas las referencias que se podrían encontrar en el film de Mathieu Turi.
El Tubo logra adquirir cierta personalidad propia, principalmente gracias a la interpretación de Gaia Weiss que sostiene el film de principio a fin y a la habilidad inicial de Turi de ejecutar una puesta en escena capaz de elevar la adrenalina del espectador.
Esta primera parte en la que el film va descubriendo poco a poco la lógica y funcionamiento del laberinto es sin duda la más interesante ya que la pericia del director con la cámara logra salvar a través de tensión claustrofóbica una imaginería bastante pobre y poco imaginativa.
Lamentablemente El Tubo acaba cayendo víctima de las carencias argumentales de su propio planteamiento para acabar convirtiéndose en un conjunto de fases videojueguiles ni siquiera demasiado divertidas para avanzar al siguiente nivel. El viaje personal de la protagonista y cierto jugueteo entre lo sobrenatural y la ciencia ficción existencialista intenta dar algo más de enjundia a una película que se aprecia como ejercicio de estilo pero que rápidamente acabará enterrada entre el recuerdo de películas similares y superiores.
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