Director: Paul Greengrass
Actores: Matt Damon, Tommy Lee Jones, Alicia Vikander, Vincent Cassel, Julia Stiles, Riz Ahmed, Ato Essandoh, Scott Sepherd
Guión: Paul Greengrass, Christopher Rouse. Basado en los personajes de Robert Ludlum
Productores: Matt Damon, Paul Greengrass, Doug Liman, Gregory Goodman, Frank Marshall, Ben Smith
Montaje: Christopher Rouse
Fotografía: Barry Ackroyd
Música: David Buckley y John Powell
Producción: Universal Pictures, Double Negative, Pearl Street Films, Sur - Film
El eslogan promocional de la nueva entrega de la saga de Bourne define en solo cuatro palabras perfectamente lo que nos va a ofrecer "You Know His Name", es decir ya sabes quién es Jason Bourne y lo que es capaz de hacer, así que no vamos a perder más el tiempo en demostrarlo y va a entrar en acción desde el minuto uno. Sin embargo eso no quiere decir que el film no ahonde más en nuestro protagonista y es que éste Jason Bourne es otro Bourne sin dejar de ser el mismo, esta entrega se reinventa sin perder en ningún momento la esencia de lo que hizo mítica a su primera trilogía.
El film es un directo a la mandíbula desde el comienzo, apenas deja 30 segundos para recordar de donde venimos y a partir de ahí ya vemos a un agente en plena misión, lo que significa que la emoción por el curso de la misión y la intriga por saber lo que está pasando son las principales protagonistas en esta ocasión, las cualidades físicas de Bourne han quedado más que claras, es hora de que no sean más que una herramienta para lograr alcanzar un objetivo. A pesar de ésto la acción no queda de lado, pero en ésta ocasión cobran más relevancia las persecuciones con dos espectaculares setpieces, en moto en Atenas y en coche en Las Vegas, impresionante los niveles de emoción de esta última por todo lo que significa para el film y el personaje. Los combates físicos en ésta ocasión son más secos y cortos y es que el peligro está en todas partes y el propio ritmo del film no permite que nuestro protagonista esté demasiado tiempo quieto en ninguna parte.
Paul Greengrass da un giro muy inteligente al tono del film abandonando la acción física para lanzarse al thriller y cine de espionaje más puro, sin perder en ningún momento su capacidad más que demostrada de manejar la tensión, gracias a una trama dividida en tres grandes bloques, el pasado de Bourne, las intrigas políticas dentro de la CIA y la presentación de una nueva red social.
Jason Bourne en ese sentido da un salto a sus antecesoras, incorporando tramas, personajes y situaciones muy pegadas a nuestra actualidad, desde las referencias a Snowden, las revoluciones sociales en Atenas o el ciberespionaje todos nos parece tan real como cercano, el protagonismo ya no solo recae sobre el propio Bourne si no sobre la propia actualidad.
Matt Damon sigue demostrando que ha nacido para ser Jason Bourne, un papel que tiene ya tan controlado e interiorizado que se no hace difícil diferenciar entre actor y personaje.
A su lado se agradece la inclusión de dos villanos de altura como son un imponente Vincent Cassel y un manipulador Tommy Lee Jones, sádico y brutal el primero, frío y calculador el segundo, son dos caras de una misma moneda y a la vez su historia tiene cierto trasfondo para ofrecer algo más que el típico enemigo al que vencer.
Alicia Vikander se luce con un personaje tan lleno de matices como magnético con el que siempre dudaremos de sus verdaderas intenciones, repleto de posibilidades para seguir indagando en su historia, al igual que el personaje de Riz Ahmed algo más diluido en sus motivaciones pero con una trama que se adivina importante en el futuro.
Y es que lo que maravilla de Jason Bourne no es solo las dosis de acción y de intriga que ofrece en éste film, es la emoción ante el mundo nuevo de posibilidades que se vislumbran en el horizonte, resumida en dos conversaciones finales y una breve secuencia en un coche que nos dejan con la piel de gallina y con la sensación de que algo muy grande está por llegar. Por si a alguien le quedaba alguna duda (insensatos) Jason Bourne es definitivamente el espía del Siglo XXI, el James Bond de nuestros tiempos y ha vuelto ... si es que alguna vez se había ido.
El film es un directo a la mandíbula desde el comienzo, apenas deja 30 segundos para recordar de donde venimos y a partir de ahí ya vemos a un agente en plena misión, lo que significa que la emoción por el curso de la misión y la intriga por saber lo que está pasando son las principales protagonistas en esta ocasión, las cualidades físicas de Bourne han quedado más que claras, es hora de que no sean más que una herramienta para lograr alcanzar un objetivo. A pesar de ésto la acción no queda de lado, pero en ésta ocasión cobran más relevancia las persecuciones con dos espectaculares setpieces, en moto en Atenas y en coche en Las Vegas, impresionante los niveles de emoción de esta última por todo lo que significa para el film y el personaje. Los combates físicos en ésta ocasión son más secos y cortos y es que el peligro está en todas partes y el propio ritmo del film no permite que nuestro protagonista esté demasiado tiempo quieto en ninguna parte.
Paul Greengrass da un giro muy inteligente al tono del film abandonando la acción física para lanzarse al thriller y cine de espionaje más puro, sin perder en ningún momento su capacidad más que demostrada de manejar la tensión, gracias a una trama dividida en tres grandes bloques, el pasado de Bourne, las intrigas políticas dentro de la CIA y la presentación de una nueva red social.
Jason Bourne en ese sentido da un salto a sus antecesoras, incorporando tramas, personajes y situaciones muy pegadas a nuestra actualidad, desde las referencias a Snowden, las revoluciones sociales en Atenas o el ciberespionaje todos nos parece tan real como cercano, el protagonismo ya no solo recae sobre el propio Bourne si no sobre la propia actualidad.
Matt Damon sigue demostrando que ha nacido para ser Jason Bourne, un papel que tiene ya tan controlado e interiorizado que se no hace difícil diferenciar entre actor y personaje.
A su lado se agradece la inclusión de dos villanos de altura como son un imponente Vincent Cassel y un manipulador Tommy Lee Jones, sádico y brutal el primero, frío y calculador el segundo, son dos caras de una misma moneda y a la vez su historia tiene cierto trasfondo para ofrecer algo más que el típico enemigo al que vencer.
Alicia Vikander se luce con un personaje tan lleno de matices como magnético con el que siempre dudaremos de sus verdaderas intenciones, repleto de posibilidades para seguir indagando en su historia, al igual que el personaje de Riz Ahmed algo más diluido en sus motivaciones pero con una trama que se adivina importante en el futuro.
Y es que lo que maravilla de Jason Bourne no es solo las dosis de acción y de intriga que ofrece en éste film, es la emoción ante el mundo nuevo de posibilidades que se vislumbran en el horizonte, resumida en dos conversaciones finales y una breve secuencia en un coche que nos dejan con la piel de gallina y con la sensación de que algo muy grande está por llegar. Por si a alguien le quedaba alguna duda (insensatos) Jason Bourne es definitivamente el espía del Siglo XXI, el James Bond de nuestros tiempos y ha vuelto ... si es que alguna vez se había ido.
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