jueves, 24 de septiembre de 2020

San Sebastián Film Festival 2020: Miércoles 23

Enfilamos ya el final del festival con las apuestas sobre el palmarés y las discusiones típicas sobre lo mejor y lo peor, pero aunque exista cierta sensación de que la recta final ha quedado algo descafeinada en cuanto a grandes títulos, todavía esperamos el mirlo blanco de última hora. Día de contrastes hoy, con películas esperadas que no han cumplido expectativas y otras que han sorprendido gratamente por encima de lo esperado.

En sección oficial podíamos ver Nosotros nunca moriremos del argentino Eduardo Crespo. En la película una madre y su hijo pequeño viajan al lugar donde han encontrado muerto a su hijo mayor, allí Rodrigo se va adentrando poco a poco en el mundo adulto mientras acompaña a su madre en el luto y descubren la razón de la muerte de su hermano.

El film aborda una vez más el tema de la pérdida y la superación del duelo, sin nada reseñable que aportar. Los pequeños flashbacks sobre la vida del hijo mayor, los viajes de la madre para investigar la muerte y ese proceso de maduración del hijo pequeño se mezclan sin demasiado interés con una narración excesivamente parsimoniosa y contemplativa que nunca llega a atrapar y que consigue que sus escasos 83 minutos se hagan largos. Se habla de Romina Escobar como candidata a la Concha de Plata a la mejor interpretación femenina. Particularmente me parece de lo más prescindible de la sección oficial este año.


Con el gran premio del jurado del último festival de Berlín y un premio especial del Jurado en Sundance en su haber llegaba a la sección de Perlas Never Rarely Sometimes Always (Nunca, casi nunca, a veces, siempre) de Eliza Hittman.

El film cuenta la historia de Autumn que con 17 años descubre que está embarazada e inicia un viaje a Nueva York con su prima y mejor amiga para abortar. La película adopta un formato entre documental y road movie narrando el viaje de las dos jóvenes con naturalidad y sin estridencias, lo que hace que por momento caiga en la monotonía, destacando en los momentos de sororidad de ambas amigas. Sin embargo por lo que todos recordaremos esta obra es por la escena que da título al film, la manera de sostener el primer plano de Sidney Flanigan y la economía narrativa de Eliza Hittman son absolutamente deslumbrantes, lastima que el antes y el después sean algo más planos. Aún así una película a recomendar aunque solo sea por las dos excelentes actuaciones de sus protagonistas y la ya citada escena.


Reconozco que tenía bastantes expectativas con Wuhai tras haber leído alguna entrevista con José Luis Rebordinos reconociendo que la película había gustado tanto al comite seleccionador que la habían perseguido hasta el final para poder incluirla en la Sección Oficial.

El film de Zhou Ziyang cuenta la historia de un hombre que no es capaz de aceptar la diferencia social y económica con su esposa y su familia y se va metiendo en un negocio fracasado tras otro que le va llevando a una espiral de destrucción personal y de la propia pareja. La película es interesante en el planteamiento del machismo estructural de la sociedad china y la presión que ejerce en la vida familiar pero su guión hace aguas a la hora de buscar la empatía del espectador con la pareja protagonista, provocando que asistamos sin ningún tipo de implicación a una larga lista de problemas que por momentos resultan realmente absurdos. El final entre cínico y moralista ha sido ya el remate.


La sorpresa del día ha sido El agente topo, el documental de Maite Alberdi sobre un jubilado contratado por un detective privado para que se infiltre en una residencia de ancianos y se encargue de vigilar el trato que se le da a la madre de una clienta.

Pese a su cómico tono inicial, con los problemas de los aspirantes a agente infiltrado con la tecnología, la película va adquiriendo un tono dulce y emocionante gracias a la inmensa ternura de su protagonista y una galería de secundarias que te roban el corazón una detrás de otra por momentos. Así las risas dan paso al romance, el cariño y la solidaridad, convirtiéndose el espía no solo en un aliado, si no incluso en un amigo.
Se han visto ojitos rojos a la salida y es que la verdad que en un festival repleto de dramas tan duros como está siendo el de éste año se agradece que alguna lagrima también sea de emoción.

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