sábado, 2 de febrero de 2019

El blues de Beale Street

El blues de Beale Street. Título original: If Beale Street Could Talk

Director: Barry Jenkins

Actores: KiKi Layne, Stephan James, Regina King, Colman Domingo, Teyonah Parris, Michael Beach, Aunjanue Ellis, Diego Luna, Pedro Pascal

Guión: Barry Jenkins (Basado en el libro de James Baldwin)

Productores: Megan Ellison, Dede Gardner, Barry Jenkins, Jeremy Kleiner, Sara Murphy, Adele Romanski

Montaje: Joi McMillon, Nat Sanders

Fotografía: James Laxton

Música: Nicholas Britell

Producción: Annapurna Pictures, PASTEL, Plan B Entertainment


En la larga tradición de traducciones horrendas de los títulos originales al español puede que estemos ante uno de los escasos aciertos en la materia y es que pese a lo simbólico de su título original, ese Si Beale Street pudiese hablar, en referencia a su poderosa cita inicial: “todas las personas negras en América han nacido en Beale Street, en un vecindario negro de alguna ciudad americana, ya sea en Jackson, Mississippi o en Harlem, Nueva York”, la idea de asociar la historia de Tish y Fonny a un estilo musical triste pero a la vez lleno de belleza como es el blues no puede ser más acertada.

Por que la melancólica y bellísima banda sonora de Nicholas Britell va a ser el perfecto reflejo de la historia de una pareja afroamericana que lucha contra la injusticia racial con una única arma, uno de los amores más puros que hemos visto en la gran pantalla en los últimos años.

El Blues de Beale Street se sabe poderoso en su relato, en el de amor y en el de denuncia social, y por eso puede juguetear con la narrativa del mismo, con flashbacks sobre el romance de sus protagonistas, elipsis en su desarrollo y dilataciones temporales hasta mostrar el momento decisivo y definitorio de esta historia o esa voz en off de su protagonista que funciona con tanta naturalidad como si una cantante de blues se tratara, porque la forma aquí le da mayor fuerza aún al fondo.


El Blues de Beale Street habla de una joven pareja, Trish y Fonny, enamorados de una de las maneras más bellas y puras filmadas jamás, que tienen que luchar contra una sociedad que no les acepta, ejemplificada en la injusta detención sin pruebas de Fonny y la lucha desesperada de Trish y su familia por salvarle sin obtener comprensión ni apoyo por parte de las autoridades.

Tras la sorpresa (con Oscar incluido) que supuso Moonlight, Barry Jenkins depura aún más su estilo y se confirma como un narrador dotadísimo y un autor con un estilo tan reconocible como admirable, en éste Blues de Beale Street sus primeros planos sobre sus protagonistas son más poderosos aún y están más cargados de significado, la suavidad y paciencia de su cámara se hace más deliciosa y su gusto por los detalles y la cotidianidad más importante, porque la historia de estos dos jóvenes, tan individual en sí misma es también la representación simbólica de la lucha de una generación de afroamericanos en un momento especialmente duro para ellos.

Pero si Jenkins está sobresaliente, el reparto está absolutamente espectacular, desde sus dos protagonistas tan creíbles en su amor como honestos en su dolor, hasta la justisimamente multinominada Regina King o una pléyade de secundarios absolutamente acertados por muy pequeño que sea su papel. Y es que el director de Miami está demostrando ser un experto en sacar lo mejor de sus actores.


El Blues de Beale Street supone la confirmación de Barry Jenkins como un director brillante a la hora de plasmar sentimientos tan profundos e íntimos que no pueden ser explicados con palabras, nos redescubre (después del excepcional documental I am not your negro) a James Baldwin, un autor a explorar y un apasionante personaje sobre el que investigar, pero sobre todo nos ofrece una experiencia cinematográfica superlativa, de belleza infinita y dolor inabarcable a la vez que sirve como crónica generacional de una época tal vez no tan olvidada como nos gustaría creer.

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