Cafarnaúm

Cafarnaúm. Título original: Capharnaüm

Director: Nadine Labaki

Actores: Zain al Rafeea, Boluwatife Treasure Bankole, Yordanos Shiferaw, Fadi Yousef, Kawsar Al Haddad,

Guión: Nadine Labaki, Jihad Hojeily, Michelle Keserwany

Productores: Khaled Mouzanar, Michel Merkt, Danny Glover, Pierre Sarraf

Montaje: Konstantin Bock, Laure Gardette

Fotografía: Christopher Aoun

Música: Khaled Mouzanar

Producción: Mooz Films, Boo Pictures, Clandestino Films, Open City Films, Les Films des Tournelles


Desde su paso triunfal por el festival de Cannes Cafarnáum ha levantado una ola de admiradores y detractores a partes iguales, desde los que la acusan de pornografía emocional cargada de trucos baratos para manipular al espectador hasta los que caen rendidos a la desgarradora historia de Zain, porque si algo es seguro es que el film de Nadine Labaki no va a dejar indiferente a nadie.

Zain es un niño libanés de apenas 12 años condenado a prisión por un intento de asesinato, que a su vez decide denunciar a sus padres con un peculiar motivo, les acusa por haberle dado la vida.

Nadine Labaki aborda la situación absolutamente dramática que se vive en el Líbano donde la necesidad y la pobreza inundan las calles y lo hace además desde el punto de vista de los más desfavorecidos en estas condiciones, los niños, las mujeres, los inmigrantes y refugiados. A través de flashbacks vamos conociendo como Zain ha llegado a la situación actual, en prisión y renegando de su propia existencia.

La cámara de Labaki se sitúa como mera observadora porque la realidad habla por sí misma, pero sobre todo porque ningún método narrativo podría superar la poderosísima mirada de Zain al Rafeea, el pequeño actor destila tanta verdad que es imposible no empatizar con él, Labaki además es inteligente sabiendo aprovechar la complicidad creada entre Zain y el pequeño Boluwatife que atraviesa la pantalla y es que esa relación no se puede ensayar, tan solo se puede observar y maravillarte con ella. A su lado Yordanos Shiferaw completa un trio actoral brillante.

Cafarnaúm te golpea directo al corazón, eso no lo puede negar nadie, pero lo hace a través de una reflexión que no le niega culpabilidad a nadie, la del propio Zain que pese a su juventud es capaz de descubrirse a sí mismo repitiendo los patrones que reprocha a sus padres, la de esos padres que a su vez son víctimas de una sociedad que lejos de ayudarles los aparta y nunca les da una oportunidad, o la de esa misma sociedad que mira lo que sucede desde la distancia pero no hace nada para atajar el problema de raíz.

Puedes mirar Cafarnaúm de dos modos, pensando que se regodea en la miseria intentando emocionar al espectador, o también puedes pensar que Nadine Labaki te muestra una verdad incómoda, aquello que no quieres mirar y de lo que realmente formas parte ya sea por acción o por omisión. A veces hay que elegir un bando, y yo me pongo del lado de Cafarnaúm, como gran obra cinematográfica y como modo de reflexión, porque el cine a veces puede ser algo más.