Fish and Cat. Título original: Mahi Va Gorbeh
Director: Shahrami Mokri
Actores: Abed Abest, Mona Ahmadi, Ainaz Azarhoush, Nazanin Babaei
Guión: Shahram Mokri
Productores: Sepehr Seifi y Shahrazd Seifi
Fotografía: Mahmoud Kalari
Música: Christophe Rezai
Producción: Kanoon Iran Novin
El primer slasher iraní o un gran plano secuencia de más de dos horas, esas son algunas de las etiquetas con las que se intenta catalogar a un film absolutamente inclasificable como éste Fish and Cat que sorprende y maravilla a la vez con su originalisima propuesta.
A través de un enorme plano secuencia, Shahrami Mokri nos introduce en un bosque sin reglas, como ya nos advierte uno de los personajes, en el que nada es lo que parece y todo se mezcla, en un puzle con forma de espiral que rompe el espacio tiempo para ver las situaciones desde distintos puntos de vista y en distintos momentos del tiempo, todo ello recordemos sin abandonar el único plano, que convierte el visionado del film en un maravilloso reto mental hacia el espectador que debe ir colocando las piezas de lo que está viendo en su cabeza mientras la cámara no para de rodar.
Fantasmas se cruzan con dramas personales, historias de amor se suceden justo antes de celebrarse un festival de cometas, mientras asesinos buscan a sus víctimas y una tierna caperucita descansa en el bosque sin saber que el lobo está a su acecho, tan pesadillesca como onírica Fish and Cat demuestra el dominio narrativo de su director capaz de hacer entendible semejante epopeya argumental, que no deja de juguetear con las expectativas del espectador a través de una banda sonora que crea continuos momentos de tensión y potentísimas imágenes que nunca llegan a cristalizar, como un gato que quiere atrapar a un pez dentro de su pecera pero nunca puede alcanzarlo y le observa tras el cristal, asesinos de oscuras intenciones recorren el bosque con conversaciones intrascendentes mientras adolescentes acampan a su lado inconscientes del peligro que corren y mientras esperas la sangrienta resolución Mokri vuelve a jugar contigo cambiando el género, el momento temporal o el punto de vista de la acción, y ya he dicho que todo ésto se hace en un mismo plano secuencia verdad, un reencuentro con un antiguo amor del pasado se cruza con una joven que cuenta a una periodista como un fantasma la persigue desde la niñez, porque en el fondo sabe que está enamorado de ella y mientras nuestros asesinos continúan con su búsqueda cruzándose con unos gemelos sacados de la más oscura pesadilla lynchiana.
Es maravilloso el momento en el que por fin entiendes el lenguaje y la estructura del film y comienzas a disfrutarlo en todo su esplendor, rememorando en tu mente todo lo vivido hasta entonces sin poder dejar de prestar atención a lo que sucede en pantalla porque la cámara no ha dejado de rodar y en ese bosque sin reglas continúan pasando cosas y lo seguirán haciendo pese a que un número musical nos saque de ésta pesadilla.
En un espectacular ejercicio de virtuosismo técnico Shahrami Mokri demuestra que los códigos cinematográficos están para saltárselos con insultante valentía y crea una de las películas más sorprendentes de los últimos tiempos, una auténtica delicia que perdurará en la memoria de todo aquel que sea capaz de entrar en el intrincado laberinto que propone el director iraní y es que a veces lo más importante no es encontrar la salida si no saber disfrutar de los caminos que se abren ante nosotros.
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