A cambio de nada

A cambio de nada

Director: Daniel Guzmán

Actores: Miguel Herrán, Antonio Bachiller, Antonia Guzmán, Luis Tosar, Felipe Vélez, Fernando Albizu.

Guión: Daniel Guzmán.

Productores: Daniel Guzmán, Álvaro Begines, Ignacio Fernández - Veiga Feijoo.

Montaje: Nacho Ruiz Capillas.

Fotografía: Josu Inchaustegui.

Producción: El niño Producciones, La competencia, La mirada oblicua, Telefónica Studios y Ulula Films.




Tras el enorme éxito cosechado por el cine español el año pasado tanto a nivel económico como de crítica, con películas como El niño, Ocho apellidos Vascos, La Isla Mínima o Magical Girl, algunos expertos hablaban de éste como un año de transición en el que no había ningún plato demasiado fuerte dentro de nuestro cine, pero eso cambió tras el Festival de Cine Español de Málaga de la que "A cambio de nada" salió como indiscutible vencedora y se posiciona como la primera gran película del cine nacional en 2015.


Y es que el debut tras las cámaras de Daniel Guzmán ha supuesto toda una sorpresa, conquistando al jurado del citado festival y a los primeros espectadores que ya han podido disfrutar de la historia de un par de chavales del extrarradio madrileño que se encuentran ante uno de esos veranos que para bien o para mal puede cambiarles la vida. Para ello Guzmán construye un guión en el que adornado por múltiples gotas de humor nos deja unas cuantas píldoras sobre la situación española actual, la crisis económica, los hogares desestructurados, el problema de la educación, la generación de los 70 - 80 que se perdió en la drogadicción, el abandono a nuestros ancianos, todo ello se ve reflejado de la mano de un autor que deja constancia del conocimiento de éstos temas de primera mano y los trata con cariño pero sin ocultar la realidad.

Aunque si hay algo que hace destacar éste film sobre otros de similares características dentro de nuestro cine es la mina de oro que ha encontrado Guzmán con sus intérpretes, desde un acertadísimo Miguel Herrán que soporta todo el peso de la trama sobre sus hombros (con una impresionante facilidad no solo para soportar los primeros planos si no para brillar en ellos tanto con su pícara sonrisa como con sus sinceras lágrimas) consiguiendo que nos rindamos ante el chaval que se quiere hacer mayor y no es más que un niño asustado, pasando por el auténtico robaplanos de la película, Antonio Bachiller que rebosa simpatía y humor en cada una de sus apariciones, hasta llegar a la maravillosa Antonia Guzmán, abuela del director, que emana ternura y humanidad por todo sus poros. Trío protagonista apoyado por múltiples caras conocidas del cine español en papeles secundarios entre los que destaca el simpático vividor interpretado por Felipe Vélez.

Con un ajustadísimo montaje de Nacho Ruiz Capillas en el que nada falta ni nada sobra y la callejera fotografía de Josu Inchaustegui el film consigue conectar con el espectador a través de una historia cotidiana en la que es imposible no verse representado en alguna de sus partes, ya que todos hemos pasado o conocido alguna situación similar, desde el chico que sacaba buenas notas y ha comenzado a ir por el mal camino tras la separación de sus padres hasta el hijo de la vecina que se perdió por la droga. Todo puede sonar a ya visto dentro del denostado (nunca entendí por qué) cine social español, pero está tratado con tal cariño y desprende tanta verdad en sus imágenes que se le perdonan cualquier fallo que pueda tener como ese alegato final de Dario en el que verbaliza quizás de manera innecesaria sus sentimientos, cuando es algo que el espectador había comprendido sobradamente durante la película.

Habrá que ver como aborda la temida "segunda película" tras un primer proyecto que se adivina personalísimo y probablemente con múltiple referencias autobiográficas pero Daniel Guzmán ha demostrado un más que notable pulso narrativo y una enorme maestría a la hora de dirigir a sus actores, lo que le convierte en un director a seguir y una firme promesa de nuestro cine.

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