Y en el sexto día se rompió el cielo de Sitges, ríos de agua cruzaban las calles como grasa resbalando en la sartén, para ir de un lado a otro daban ganas de teletransportarse y es que hasta en los thrillers malayos llueve, en Italia sin embargo los Erasmus en lo que estaban empapados es en alcohol, menos mal que siempre nos quedará nuestro amigo Rob.