Godzilla: Minus One
Director: Takashi Yamazaki
Reparto: Ryunosuke Kamiki, Minami Hamabe, Yuki Yamada, Munetaka Aoki, Hidetaka Yoshioko, Sakura Ando, Kuranosake Sasaki
Guion: Takashi Yamazaki
Productores: Minami Ichikawa, Kazuaki Kishida, Keiichiro Moriya, Kenji Yamada
Montaje: Ryuji Miyajima
Fotografía: Kozo Shibasaki
Música: Naoki Sato
Producción: Robot Communications, Toho Company, Toho Studios
Se cumplen casi 70 años de la primera aparición de uno de los monstruos más icónicos del séptimo arte y auténtico abanderado del género Kaiju. Decenas de películas después y con Hollywood intentando apoderarse del mito desde hace 25 años, la Toho vuelve a demostrar que no hay monsterverso que valga y tras la sobresaliente actualización de Shin Godzilla decide regresar a los orígenes en lo que podría considerarse incluso una suerte de reboot (aunque realmente la cronología nunca ha importado demasiado en este universo) y con Godzilla: Minus One vuelven a hacerse amos y señores del género kaiju y ofrecen una aventura vibrante y espectacular que vuelve a poner a nuestro dinosaurio mutante nuclear favorito más de moda que nunca consiguiendo las mejores críticas de cualquier entrega sobre el monstruo desde su primera entrega.
En esta nueva entrega volvemos a la mítica isla de Odo, pero sobre todo al final de la II Guerra Mundial y a una sociedad tan herida como temerosa de un nuevo desastre nuclear. Y sin embargo pese a esta vuelta a los orígenes Minus One consigue sorprender, principalmente por su apuesta por la aventura bélica naval por encima de la monster movie habitual en el terreno más espectacular, pero también por atreverse a ceder la importancia y el mayor tiempo en pantalla al drama humano del trauma de un protagonista auténtico trasunto de toda la sociedad japonesa, algo que ha sido habitual en la saga pero que aquí tiene más peso que nunca.
Pero aunque el drama humano ocupe la mayor parte del tiempo en pantalla las escenas de acción son también sobresalientes mostrando a un Godzilla realmente amenazante a la altura de sus mejores entregas, con unas setpieces de destrucción absolutamente espectaculares y cuyos 15 millones de presupuesto deberían hacer sonrojar a más de un estudio estadounidense.
La redención de toda una sociedad, el ajuste de cuentas con el trato inhumano a los soldados japoneses o incluso una improbable historia de amor que se acaba revelando mucho más emocionante de lo que en un principio pudiera parecer son la guinda a una película sorprendente que nos ofrece mucho más de lo que se podía pensar de ella en un principio y nos demuestra que el gran rey Godzilla ruge con más fuerza que nunca cuando lo hace en su idioma natal.
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