Director: Andy Muschietti
Actores: Ezra Miller, Michael Keaton, Sasha Calle, Ben Affleck, Maribel Verdú, Ron Livingston, Michael Shannon
Guion: Christina Hodson, Joby Harold
Productores: Barbara Muschietti, Michael Disco, Richard Mirisch
Montaje: Jason Ballantine, Paul Machliss
Fotografía: Henry Braham
Música: Benjamin Wallfisch
Producción: DC Comics, Warner Bros, DC Entertaniment
Dentro de ese jeroglífico indescifrable en que se ha convertido el universo DC en gran pantalla, The Flash ocupa un lugar aún más complejo, parte del anterior plan maestro del DCEU y sin tener claro aún si pertenecerá a la nueva etapa Dioses y Monstruos de James Gunn, la película de Andy Muschietti parece haberse contagiado de la indefinición de su génesis.
Con un punto de partida tan apasionante e importante para la mitología comiquera como es el Flashpoint las apuestas estaban altas y parecía la oportunidad perfecta para reiniciar el universo DC.
La presentación del personaje tal vez nos ofrezca los momentos más destacables de la cinta, con un acertado sentido del humor acerca del papel del héroe en la Sociedad de la Justicia y cameos que aportan tanto al gag como al avance de la trama, el "peculiar" estilo de los CGI puede resultar perdonable todavía en este comienzo.
A partir de ahí la película trata de avanzar mezclando de modo un tanto errático la buddy movie más descerebrada con los dos Barrys y la solemnidad e intensidad más Snyderiana de la importancia de su misión tanto a nivel emocional del propio protagonista como de las consecuencias en el resto del universo de sus acciones. Que la apuesta de DC por los multiversos y las distintas versiones de sus héroes llegue año y medio después de No way home y apenas un par de semanas después del estreno de Across the Spider-verse en realidad no tiene demasiada importancia si se compara con su torpeza a la hora de utilizar estas herramientas. Cameos y personajes que no aportan nada más allá de su mera presencia, otros absolutamente desganados (espero que Michael Keaton haya cobrado bien) y lo que es peor de todo, los que deberían ser más importantes están absolutamente desdibujados, la falta de personalidad de Super Girl y Zod es imperdonable.
El film es un quiero y no puedo constante tratando de imitar el humor made in James Gunn pero sin ser capaz de deshacerse de sus raíces del DCEU de Snyder, y ni funciona en sus gags ni nos acaba de importar en su pretenciosidad, quizás su único acierto sea la acertada relación entre Barry y su madre, donde Maribel Verdú consigue levantar el film en cada una de sus intervenciones e incluso dota de cierto corazón al film en su clímax.
Que sus CGI causen tal sensación de bochorno (de verdad que lo del interior de la speedforce es algo inenarrable, tanto que hasta se te olvida el nivel de cutrez de su batalla final contra masillas y personajes con rostros insertados del peor modo imaginable) no es la causa de los problemas del film si no tal vez su consecuencia y es que muy probablemente podría ser perdonable si The Flash consiguiera que conectáramos con ella de alguna manera, pero ni funciona como comedia ligera de superhéroes ni como supuesta herramienta de cambio y punto sin retorno para todo lo que está por llegar en el universo DC.
The Flash es uno de los puntos más bajos (y esto es mucho decir) del DCEU, desde el gravísimo error de casting de su protagonista, pasando por un director al que no se le denota ninguna personalidad ni hallazgo visual, un guion tan perezoso como lleno de decisiones cuestionables y sobre todo una estética absolutamente inexplicable para una película de este tamaño y complejidad. Quizás lo único positivo sea pensar que este es uno de los últimos clavos en el ataúd de un universo que lleva ya mucho tiempo muerto.
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