Así que toca investigar entre propuestas arriesgadas, conocer a nuevos autores y vivir un festival de un modo muy distinto al habitual, pero es que todo es tan distinto que el cine no podía ser menos, y de algún modo u otro tiene que salir a la luz.
Y evidentemente hay que comenzar un festival como debe ser, con su película de inauguración, en éste caso Habitación 212 de Christophe Honoré, protagonista de la retrospectiva del festival en 2019.
Tras 20 años de matrimonio, Richard descubre una infidelidad de María, quién a su vez le confiesa que sus aventuras extramatrimoniales son habituales. Durante una noche María decide mudarse al hotel de enfrente de su casa para meditar sobre el futuro de la relación a la vez que no pierde de vista a su marido.
Lo que podría parecer un drama existencial, se convierte en manos de Honoré en una comedia presuntamente ligera pero a su vez cargada de reflexión sobre el amor y la pareja. Así durante una noche, a modo de Cuento de Navidad, los fantasmas pasados de Richard y María les recuerdan el por qué se enamoraron y como han llegado a esta situación. Con una Chiara Mastroianni extraordinaria, el film se mantiene continuamente en el límite del cuento romántico y el drama cotidiano, indagando en la crisis de la mediana edad sin olvidar cierto punto de vista cínico sobre las relaciones amorosas.
Turno para los cortometrajes y para la sección Un Impulso Colectivo con The Divided Island, donde sus directoras Alba y Aida Bresolí observan en silencio los resorts vacacionales de lujo. Así sin necesidad de palabras observamos una felicidad impostada en un entorno absolutamente artificial. Desde los veraneantes más ocupados en fotografiar su felicidad que en vivirla hasta el propio resort levantado de manera casi grotesca en medio de la nada, el cortometraje en apenas siete minutos y sin necesidad de emitir opinión alguna deja al espectador la reflexión sobre lo visto en unas imágenes mucho más potentes y menos triviales de lo que pudiera parecer.
Particularmente La Reina de los lagartos era una de mis platos fuertes del festival, y es que solo había oído buenas palabras hacia lo último de Burnin' Percebes.
La historia de amor entre una humano y un extraterrestre lagarto se convierte en una deliciosa comedía romántica donde el humor roza el absurdo a la vez que se vuelve absolutamente realista y terrenal y el romance es tan marciano como humano porque a veces los problemas entre un rey lagarto del espacio exterior y su novia humana pueden ser mucho más comunes de lo que parece.
Con una obertura maravillosamente demencial, algunos gags desternillantes y una banda sonora que extrañamente no podría ser más acertada solo queda decir que Javier Botet y Bruna Cusi están esplendidos para remarcar que La Reina de los lagartos es una experiencia tan diferente como recomendable.
Regreso a los cortometrajes con Lost in L.A dónde Eric Monteagudo y Orió Peñalver cuentan la historia de un joven oriental persiguiendo su sueño en Los Ángeles hasta chocar con la dura realidad. Particularmente me funciona más a nivel general en su reflejo de la soledad y los sueños rotos que en la historia particular de su protagonista, algo manida y falta de originalidad. Esto junto a una animación poco atractiva ha hecho que no conecte con su propuesta.
El corazón rojo es un mediometraje de Marc Ferrer y en su presentación el propio director nos cuenta que ha sido realizado con actores y equipo no profesionales, y esta aclaración no es gratuita, ya que la enorme irregularidad en sus interpretaciones es uno de los rasgos más característicos del film.
Si conseguimos abstraernos de ello, El corazón rojo está cargada de frescura y autenticidad a la hora de representar historias cotidianas y cruzadas de un grupo de amigos con el que es fácil identificarse. Cine de guerrilla cargado de buenas intenciones al que particularmente no le voy a poner ninguna pega, porque más allá del resultado, lanzarse a hacer cine con esa valentía y desvergüenza siempre es digno de aplauso.
Carne es un cortometraje en el que cinco mujeres hablan de distintas edades hablan sobre su cuerpo como símbolo de su sexualidad, su momento vital o el modo en que se sienten tratadas y observadas por la sociedad. Profundamente didáctico en el fondo y atrevido en la forma.
Finaliza este primer vistazo al D'A Film Festival con Saturday Fiction, film en el que Gong Li es una estrella de cine chino que regresa al Shanghai ocupado de 1941 para actuar en una obra de teatro de su ex amante mientras trabaja como espía.
El film es innecesariamente lento y denso durante dos tercios de su metraje como drama romántico con contexto bélico y sus personajes están tan vacíos que ni su bellísima fotografía en blanco y negro ni el inesperado acelerón final para convertirlo en un thriller de espionaje consiguen salvar la sensación de tedio e insatisfacción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario