Shazam
Director: David F Sandberg
Actores: Zachary Levi, Mark Strong, Asher Angel, Jack Dylan Grazer, Djimon Honsou, Faithe Herman, Grace Fulton, Ian Chen, Jovan Armand
Guión: Henry Gayden
Productores: Peter Safran, David Witz
Montaje: Michel Aller
Fotografía: Maxime Alexandre
Música: Benjamin Wallfisch
Producción: Warner Bros, DC Entertainment, DC Comics, New Line Cinema
En ese cajón desastre que se ha convertido el DCEU tras el rotundo fracaso que fue La Liga de la Justicia, parece que más allá del inesperado (y reivindicable) éxito de Wonder Woman, el nuevo camino de DC es la falta de pretensiones, olvidando ya planes maestros para unir franquicias.
Sin duda el espectacular taquillazo de Aquaman, a medias entre ambos caminos pero más cercano al puro espectáculo sin solemnidad ni pretensiones, no ha hecho más que afianzar esa idea en Warner y Detective Comics por lo que Shazam nace ya desde un principio con esa intención de aventurilla intrascendente con el único afán de entretener.
Este enfoque no tiene porque ser un mal plan, de hecho Shazam tiene muchas cosas reivindicables, en primer lugar el hecho de ser el primer film en mucho tiempo que no solo no se avergüenza si no que abraza y se enorgullece de su condición superheroica, con poliespán, colores chillones y multitud de chistes autoreferenciales.
Shazam además es pura aventura de finales de los ochenta pero consigue huir de la tan manida nostalgia y sabe adaptar su tono sin tener que tirar constantemente de guiños y referencias culturales, y es que más allá de ese bonito homenaje a Big, la sensación es que estamos dentro de unas aventuras en la gran ciudad de nuestros tiempos sin necesidad de tener que estar gritándonos a la cara constantemente esos referentes.
Todas estas virtudes se aúnan en la primera mitad del metraje donde conviven la historia de orígenes superheroica, la comedia blanca familiar y la genial buddy movie que forman la pareja Levi y Grazer, sin duda lo más acertado del film.
El problema viene cuando Shazam tiene que tomar un rumbo y ahí es donde descubre que más allá de sus buenas intenciones no tiene mucho más que contar y es que la historia de su protagonista se puede resumir en apenas tres líneas de guión, la prácticamente nula entidad de su enemigo hace que nunca tengamos sensación de riesgo o amenaza y la baza de la ternura familiar llega un momento en que se agota.
La ligereza de su guión y la falta de empaque de sus personajes hace que sobrevuele la impresión continua de estar ante el típico capítulo de transición a mitad de temporada que nos cuenta el origen del sidekick, en éste caso ante una película repleta de secundarios sin entidad suficiente para ser protagonistas de su propia historia.
Tampoco ayuda el hecho de que David F Sandberg no sea capaz de construir una sola setpiece de acción que vayamos a recordar o cualquier secuencia cómica que sea capaz de trascender más allá de pequeños y acertados gags.
Finalmente Shazam deja una sensación extraña, y es que quiere ser tan intrascendente que es imposible buscarle grandes defectos pero a su vez esto hace que caigas con facilidad en la más absoluta indiferencia hacia ella, convirtiéndola en una película simpática pero altamente olvidable por su falta de identidad propia.
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