Dumbo
Director: Tim Burton
Actores: Colin Farrell, Michael Keaton, Danny DeVito, Eva Green, Nico Parker, Finley Hobbins
Guión: Ehren Kruger (Basado en el libro infantil de Helen Aberson y Harold Pearl)
Productores: Justin Springer, Tim Burton, Ehren Kruger, Katterli Frauenfelder, Derek Frey, Nigel Gostelow
Montaje: Chris Lebenzon
Fotografía: Ben Davis
Música: Danny Elfman
Producción: Walt Disney Pictures, Tim Burton Productions, Infinite Detective, Secret Machine Entertainment, MPC
En su plan para dominar la taquilla mundial, y vaya si lo está consiguiendo, Disney ha encontrado un nuevo filón en las adaptaciones de sus clásicos animados. Funcionando mejor (La Bella y la bestia, El libro de la selva, Alicia en el País de las Maravillas, Cenicienta), o de manera más discreta (Peter y el Dragón) todas han rendido lo suficiente para seguir confiando en un modelo que económicamente está funcionando, lo que tal vez habría que preguntarse es si la compañía del ratón no está perdiendo su magia en este proceso recaudador.
El encargado de llevar las aventuras del elefante volador a la acción real ha sido Tim Burton, director cuya carrera lleva más de una década en claro retroceso pero que sigue siendo capaz de crear un taquillazo como la propia Alicia para Disney. Lamentablemente con Dumbo nos volvemos a encontrar al Burton más impersonal, sin rastro ya no solo de su peculiar sello de identidad, si no con un estilo de dirección plano e incapaz de conseguir ese sense of wonder que esta película pedía a gritos (marcarse un nuevo Big Fish vamos).
Incluso obviando el hecho de haber perdido a uno de los directores más carismáticos de finales de los 80 y principios de los 2000, el problema de Dumbo es que pierde esa magia que el clásico animado desbordaba como las orejas del propio paquidermo. Más allá de los primeros vuelos de Dumbo intensificados con los mejores momentos de la partitura de Elfman y de la entrañable mirada de nuestro protagonista que demuestra que el CGI consigue cosas que hace años consideraríamos imposibles, la película se queda en nada a nivel emocional.
Los cambios en la historia original si bien se entienden e incluso aplauden a nivel ético y moral, no funcionan a nivel argumental, el juicio al capitalismo que incluso juguetea con la crítica a modelos como Disney dentro de la propia Disney o el alegato animalista son grandes mensajes pero no están unidos a una historia capaz de reforzar su idea. El devenir de la familia Farrier nunca llega a importarnos, el romance entre Colin Farrell y Eva Green carece de ningún tipo de química y el villano de opereta y pelucon de Michael Keaton ni atemoriza ni nos hace sonreir.
El film se salva en los momentos en los que Danny DeVito demuestra que es uno de los actores más infravalorados de la historia y Burton se dedica a observar a esos freaks de circo, los personajes con los que siempre se ha sentido más cómodo. Sin embargo estos momentos, al igual que los vuelos de nuestro elefante orejón ya comentados, son pequeñas olas en un mar de mediocridad e incluso aburrimiento.
Es muy probable que Dumbo arrase en taquilla, es una película diseñado para ello, pero tal vez habría que preguntarse si Disney no está perdiendo poco a poco parte de su magia en éste proceso, o incluso yendo más allá, si realmente es un sacrificio que están dispuestos a realizar con tal de conseguir más dolares.
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