Yo, Tonya. Título original: I, Tonya
Director: Craig Gillespie
Actores: Margot Robbie, Sebastian Stan, Allison Janney, Paul Walter Hauser, Bobby Cannavale, Caitlin Carver, Julianne Nicholson
Guión: Steven Rogers
Productores: Tom Ackerley, Steven Rogers, Margot Robbie, Bryan Unkeless
Montaje: Tatiana S Riegel
Fotografía: Nicolas Karakatsanis
Música: Peter Nashel
Producción: Clubhouse Pictures, LuckyChap Entertainment
A los pocos segundos de comenzar Yo, Tonya aparece un rótulo que indica "Basada en entrevistas libres de ironía, salvajemente contradictorias y totalmente verdaderas con Tonya Harding y Jeff Gillooly". Esta declaración de intenciones es la que va a guiar al film en todo su metraje, y es que la realidad de sus personajes es mucho más impactante que cualquier obra de ficción que se pudiera haber construido basándose libremente en ellos.
Lejos de lo que pudiera ser un biopic deportivo convencional, Yo, Tonya busca desde un principio ir más allá del incidente extradeportivo con Nancy Kerrigan (que a la vez juega un papel fundamental en la vida de la protagonista) para observar de una manera global la figura de Tonya Harding y reflexionar sobre las causas del desmoronamiento de una mujer destinada a dominar el patinaje artístico femenino, desde una infancia marcada por una madre abusiva, pasando por un marido maltratador y sobre todo centrándose en las continuos errores de Harding a la hora de tomar decisiones.
Yo, Tonya desmonta el viejo mito del American Dream tanto a nivel deportivo, mostrando una disciplina cargada de clasismo, como a nivel social, demostrando una vez más las dificultades de ciertos sectores de la sociedad norteamericana para avanzar y salir de sus difíciles condiciones de vida. Así Tonya Harding y Jeff Gillooly, al igual que la gente de la que se rodean (impagable Paul Walter Hauser) parecen sacados de un film de los Coen por su absurda y simple estupidez, pero son terriblemente reales.
Con un formato de falso documental que no puede evitar recordarnos a la televisiva "The Office" con falsas entrevistas incluidas y la clara influencia ya mencionada a los Coen tanto en personajes como en lo negrísimo de su humor, Yo, Tonya sabe navegar bien en su mezcla de géneros desde el drama, pasando por el biopic deportivo para centrarse en un humor absolutamente cafre y políticamente incorrecto.
Y es que lo que cuenta Yo, Tonya es triste, es condenable y también indignante, en ella como ya hemos dicho hay clasismo social, hay injusticias deportivas, violencia de todo tipo y sobre todo hay desesperanza, pero de algún modo no podemos evitar verlo con una sonrisa en la boca, no riéndonos de sus personajes, si no de sus torpezas, a la vez que inconscientemente (porque todos conocemos el final) deseamos que al final tengan su redención.
La enérgica dirección de Craig Gillespie que imprime un ritmo trepidante a una historia que a priori parecería más reposada y sobre todo la excelente labor de sus interpretes, por encima de los cuales destaca una superlativa Allison Janney, cómica, patética, feroz e indeseable al mismo tiempo, son las que consiguen esta mezcla de sensaciones en el espectador ante un film que es cualquier cosa menos convencional.
Yo, Tonya es un film que desde el inicio pide la complicidad del espectador, comenzando por lo desagradable de sus protagonistas o por el atrevido enfoque con que se cuenta su historia, pero si se consigue entrar en su particular universo es una película que se disfruta enormemente, especialmente en esta época llena de productos genéricos e incapaces tomar riesgos.
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