Sicario
Director: Denis Villeneuve
Actores: Emily Blunt, Benicio del Toro, Josh Brolin, Victor Garber, Jon Bernthal, Daniel Kaluuya, Jeffrey Donovan
Guión: Taylor Sheridan
Productores: Basil Iwanyk, Thad Luckinbill, Trent Luckinbill, Edward McDonnell, Molly Smith
Montaje: Joe Walker
Fotografía: Roger Deakins
Música: Johann Johannsson
Producción: Black Label Media, Lionsgate, Thunder Road Pictures
Denis Villeneuve, apuntad ese nombre si es que no lo teníais ya antes en vuestra agenda, porque a día de hoy, creo que el director canadiense está fácilmente en el top 5 de directores más en forma del mundo, si con Incendies sorprendió y con el doblete de 2013 de Enemy y Prisioneros atrajo todas las miradas hacia su labor, con Sicario ha confirmado que estamos ante un narrador de talento sobresaliente.
Hay dos características que definen hasta ahora el cine de Villeneuve, por una parte juguetear con las reglas y convenciones cinematográficas, así pese a que podríamos dividir Sicario en un claro esquema clásico de Presentación, Nudo y Desenlace, en el fondo nunca es así, en uno de los muchos momentos en que los personajes nos dan las claves del film Matt Graver dice algo así como: "Observa, empapate de lo que veas, para eso has venido", y eso es lo que se le pide al espectador, que sea testigo de una guerra que ya está en marcha, que existía antes y lo seguirá haciendo después y de la que ésta historia es solo un capítulo más.
Por otra parte, nos encontramos con el gusto del director canadiense por explorar la psicología de sus protagonistas, no a través de palabras ni de explicaciones, si no a través de sus actos, observando siempre ese lado oscuro que todos poseemos aunque neguemos y es que como Alejandro le dice a Kate: "Para tus oídos estadounidenses nada tendrá sentido, pero al final lo entenderás todo".
Sicario está lleno de pequeños momentos como el anterior, de frases, detalles que definen el tono de la historia, que nos dejan entender a lo que estamos asistiendo sin tener que dar largas explicaciones sobre ello, como el primer momento en que Kate ve los cadáveres mutilados en Ciudad Juárez y escucha horrorizada como un militar aprecia la inteligencia de los narcotraficantes para utilizar la barbarie como método de control, el cinismo y una pesimista resignación ante la crudeza de lo que observamos será una constante durante todo el film.
Emily Blunt confirma todo el potencial que ya se adivinaba en ella tras Al filo del mañana con un personaje que comienza pleno de confianza y acaba siendo desbordada ante lo que presencia, ella será nuestra guía moral, la visión del espectador, novato, asombrado y en la oscuridad ante los infiernos que existen en otros lugares del planeta no tan lejanos, en cualquier otra ocasión todos los elogios irían hacia su impresionante actuación pero ante ella se erige un inconmensurable Benicio del Toro, un perfecto antihéroe tan hermético y misterioso en su silencio como amenazador y terrorífico cuando da rienda suelta a lo que lleva dentro en una actuación que nos devuelve al mejor Del Toro y que sin duda le debería otorgar más de una nominación éste año. Ante ellos se sitúa un Josh Brolin voluntarioso y acertado en su papel de cínico y nihilista asesor de defensa, cómplice y desencadenante de todo lo que sucede, en un papel apreciable pero que evidentemente palidece ante las dos bestias pardas a las que se tiene que enfrentar en ésta ocasión.
Roger Deakins demuestra que sigue en un gran estado de forma (ojo al trío que se ha marcado el director de fotografía británico con Skyfall, Prisioneros y Sicario) dando verosimilitud y realismo a una historia que por momentos parece adquirir un formato semidocumental. También sobresaliente Johann Johannsson con una partitura trepidante y llena de tensión cuando la acción lo requiere, especialmente destacado en la impresionante setpiece del paso de la frontera donde el pulso narrativo de Villeneuve para sostener la tensión de una manera casi insoportable y la inquietante melodía de Johannsson consiguen clavarte a la butaca sin capacidad de reacción.
Si algo se le podría achacar a Sicario es cierta irregularidad y caída de ritmo en la parte central del film, algo que que por otra parte parece casi irremediable cuando nos encontramos con un tercio inicial y un tercio final tan explosivos que necesitan de cierto descanso para tomar aire y asimilar lo que estamos viendo y es que sería casi imposible mantener al espectador tan arriba durante los 120 minutos de metraje.
No puedo más que esperar con ilusión los siguientes trabajos de Villeneuve, entre los que se encuentra la ya comentadísima secuela de Blade Runner, título del que normalmente habría renegado sin ninguna duda pero que vuelve a retomar mi interés tras la contratación del director canadiense.
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