Mank
Es curioso observar como mientras cierta élite cinéfila (prestigiosos
festivales de cine incluidos) continúa condenando todo aquello que provenga de
las plataformas digitales, una de ellas, esa N roja que es probablemente el
gran símbolo del mal para esos puristas, continúa produciendo los proyectos
soñados de los más grandes cineastas de la actualidad. Si Alfonso Cuarón pudo
contar la historia de su infancia a través de su niñera o Martin Scorsese
llevar a cabo su proyecto más ambicioso hasta la fecha, es ahora David Fincher
quién ha podido llevar adelante la película que llevaba intentando levantar
desde principios de Siglo.