El cuarto día del Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges amanecía por fin sin lluvia (aunque tampoco hay que confiarse, que ya conocemos el tiempo en este pueblo a estas alturas de año) y ciertas caras de cansancio y es que tras un año pandémico, además de las sesiones de cine, los bares del pueblo anoche también recibieron a unos cuantos festivaleros deseosos de volver a las viejas tradiciones.
Día de gratas sorpresas, expectativas cumplidas, viajes temporales, maldiciones gitanas, monstruos, cintas malditas y criaturas demoniacas, en fin, un día normal y corriente en Sitges.