Director: Chad Stahelski
Actores: Keanu Reeves, Donnie Yen, Ian McShane, Laurence Fishburne, Bill Skarsgard, Shamier Anderson, Rina Sawayama, Hiroyuki Sanada, Scott Adkins
Guion: Shay Hatten, Michael Finch
Productores: Basil Iwanyk, Erica Lee, Chad Stahelski
Montaje: Nathan Orloff
Fotografía: Dan Laustsen
Música: Tyler Bates, Joel J Richard
Producción: Lionsgate, Thunder Road Pictures, Summit Entertainment, 87Eleven Entertainment
En 2014 una película que parecía sacada de otro tiempo llegó para sorprendernos a todos, un proyecto casi indie dirigido por un especialista en artes marciales y coordinador de escenas de riesgo y protagonizado por el aún no resucitado para el gran público Keanu Reeves. Como si estuviéramos en plenos ochenta, los aficionados a la acción hablaban de un tal John Wick y su leyenda crecía más y más por las dificultades para verla como la cinta que nunca estaba disponible en el videoclub. La simplicidad de su argumento pero sobre todo la brutalidad de sus escenas de acción conquistaron a un público deseoso de nuevos iconos del género.
Por supuesto el éxito conlleva concesiones y su secuela Pacto de sangre necesitaba expandir ese universo desarrollando todo lo que en la primera entrega apenas se lograba intuir, pero consiguiendo integrarlo de manera orgánica en la esencia principal del personaje y la acción.
Sin embargo a partir de Parabellum, la tendencia de la saga comenzó a cambiar dando más importancia a los rituales y tradiciones del Hotel Continental y las sociedades de asesinos que al propio personaje y su historia personal y este capítulo cuarto, ha sido la culminación de esta deriva.
