Top Gun: Maverick

 

Top Gun: Maverick

Director: Joseph Kosinski

Actores: Tom Cruise, Miles Teller, Jennifer Connelly, Glen Powell, Val Kilmer, Bashir Salahuddin, Monica Barbaro, Lewis Pullman, Jon Hamm, Ed Harris

Guion: Peter Craig

Productores: Jerry Bruckheimer, Tom Cruise, Christopher McQuarrie, David Ellison

Montaje: Eddie Hamilton

Fotografía: Claudio Miranda

Música: Lorne Balfe

Producción: Paramount Pictures, Skydance Media, Don Simpson/Jerry Bruckheimer production

Pudiera parecer que Tom Cruise se ha convertido en uno de sus propios personajes, y es que en la última década es probablemente la única gran estrella que levanta films por sí solo, su implicación total con cada uno de sus proyectos, ya sea franquicias ya iniciadas y que nunca dejan de aumentar de nivel como Misión Imposible, otras que salen mal pese a un comienzo prometedor como la gozosa Jack Reacher y su más olvidable secuela, algún fracaso sonado como La Momia y su Dark Universe o clásicos modernos que merecieron más suerte y de los que aún se espera una segunda oportunidad, demuestran que Cruise no solo está dispuesto a luchar contra los elementos si no que parece siempre preparado dar un paso más adelante en su apuesta.

Sin la figura del Tom Cruise actor, productor, siempre implicado hasta el límite parecería imposible parecería imposible este proyecto por mucha moda de continuaciones tardías que estemos viviendo. Y es que Top Gun: Maverick la secuela de un éxito ochentero ha sido tan inesperada en su ejecución y su éxito como disfrutable en su resultado.

Si bien el film original era un clásico de culto entre sus fans y la demostración de que Tony Scott era uno de los mejores artesanos del cine de acción que ha existido, no parecía que la película tuviera una suficiente base de admiradores y sobre todo una historia lo suficientemente interesante como para acometer una secuela 35 años después. Y quizás esa improbabilidad sea una de las principales razones de su éxito y es que desde el principio Top Gun: Maverick demuestra por un lado que no debe nada a nadie a la vez que no muestra ningún tipo de vergüenza en mostrar un tremendo amor y respeto a la historia y personajes originales.

Cabe señalar también la habilidad del guion de Peter Craig para ponernos rápidamente en situación, mostrando la nueva vida de un Pete Mitchell que pese al paso de los años sigue siendo el mismo y las razones de su vuelta a Top Gun, donde tampoco se pierde demasiado tiempo en rodeos a la hora de explicar la misión y la relación entre los personajes. Esta agilidad narrativa se debe en gran parte gracias a la labor de un casting acertadísimo, desde una Jennifer Connelly encantadora y clave en la evolución de Maverick, pasando por un grupo de pilotos cargados de carisma y personalidad donde sobresale Glenn Powell con un antagonista que no tiene nada que envidiar al ya mítico Iceman de Kilmer y un Miles Teller que funciona mejor en sus momentos más desenfadados pero que también sabe mantener el ritmo en los más dramáticos. Como siempre comandándolos a todos un Tom Cruise superlativo, cargado de confianza a los mandos de un avión pero dubitativo en su labor como maestro, ilusionado a la hora de asentar por fin su vida a la vez que cargado de culpa por su relación con Rooster. Mención especial a la escena que comparten Cruise y Kilmer cargada de emoción por todo lo ocurrido fuera de la pantalla.

Pero a pesar de la buena labor con los personajes y sus historias personales aquí hemos venido por el espectáculo y Top Gun: Maverick lo da como pocas veces hemos visto en la gran pantalla, desde sus espectaculares entrenamientos hasta la trepidante e impactante misión final, la descarga de adrenalina cada vez que hay una escena aérea hace que el film se eleve al infinito, colocándola como uno de los blockbusters más intensos y espectaculares de los últimos años.

Top Gun: Maverick es la demostración de que aún queda sitio para el cine más allá de franquicias y productos prefabricados, porque más allá de su condición de secuela de un antiguo éxito lo que desborda la película es ganas de agradar al espectador y ofrecer un espectáculo de primer nivel que pide verlo en la mejor pantalla y con el mejor sonido posible para disfrutarlo al máximo.