Jojo Rabbit
Director: TaikaWaititi
Actores: Roman Griffin Davis, Thomasin McKenzie, Scarlett Johansson, Taika Waititi, Sam Rockwell, Rebel Wilson, Alfie Allen, Stephen Merchant, Archie Yates
Guión: Taika Waititi (Basado en la novela de Christine Leunens)
Productores: Taika Waititi, Chelsea Winstanley, Carthew Neal, Kevan van Thompson
Montaje: Tom Eagles
Fotografía: Mihai Malaimare Jr
Música: Michael Giacchino
Producción: TSG Entertainment, Piki Films, Defender Films, Czech Anglo Productions
La sátira y la parodia son dos de los instrumentos más poderosos a la hora de denunciar momentos trágicos y abominables de la historia, ya lo hizo el maestro Chaplin en El gran dictador, referente directísimo del film que nos ocupa, el pionero Lubitsch en Ser o no Ser o saliéndonos de la II Guerra Mundial el inimitable Kubrick con su Teléfono Rojo ridiculizando también a toda la clase política.
Taika Waititi, mezcla entre enfant terrible y niño mimado de la industria hollywoodiense intenta imitar a sus maestros para hablar del nazismo y no dejar títere con cabeza en una comedia mordaz por momentos pero mucho menos incisiva de lo que pudiera parecer en un principio.
Jojo es un pequeño amante de las esvásticas y fan absoluto de Adolf Hitler, al que ha convertido en su principal amigo imaginario. Nada demasiado raro para un niño (bueno tal vez lo del amigo imaginario si, no nos vamos a engañar) alemán en plena II Guerra Mundial. Sin embargo conocer a una joven judía hará que abra los ojos a la realidad.
Taika Waititi ha conseguido labrarse una carrera sin renunciar a su principal seña de identidad, el gusto por la comedia más disparatada (Lo que hacemos en las sombras) que ha conseguido trasladar incluso a productos que parecían más genéricos y enlatados (Thor: Ragnarok), es por ello que desde su estrafalario argumento la historia parece perfecta para el estilo y humor del director neozelandés.
Y así lo es en un principio cuando el film se recrea en el absurdo y enlaza un gag tras otro (el segmento del campamento nazi es absolutamente brillante), sin embargo y a diferencia de sus otros film, Waititi parece querer ir más allá con Jojo Rabbit y cuando intenta indagar en el plano emocional y político comienza a perder parte de su lucidez.
El film vuela a mucha más altura cuando deja espacio a la locura de sus secundarios, desde la loquísima y surrealista Rebel Wilson, al fugaz pero lleno de genialidad Stephen Merchant (con un tremendo gag monthypitoniano) o la divertida auto parodia de Alfie Allen, pasando por un Sam Rockwell que vuelve a demostrar su tremenda vis cómica hasta llegar a la auténtica revelación del film, el pequeño Archie Yates que roba cada escena en la que aparece y forma una tandem imbatible junto a Roman Griffin Davis.
Sin embargo y pese a la buena actuación de ambas, los momentos más emocionales junto a Scarlett Johansson o Thomasin McKenzie, hacen que el film pierda fuelle y ritmo, recordando más a la edulcorada bobería de similar temática de Benigni que a los genios cinematográficos que recordábamos en el primer parrafo.
Un estética carente de personalidad, marca blanca del inimitable Wes Anderson y la vacía partitura de Michael Giacchino en uno de sus trabajo más mediocres contribuyen aún más a que Jojo Rabbit no trascienda más allá de sus acertadísimos gags.
Jojo Rabbit es una comedia hilarante en sus secuencias más excéntricas y surrealistas, incluso una obra necesaria para recordar el peligro de la ultraderecha que de nuevo nos acecha, poniendo de manifiesto la ridiculez de sus argumentos, pero sin embargo es excesivamente convencional y falta de ideas estimulantes al querer conquistar terrenos más serios en los que Waititi no se desenvuelve con tanta soltura.
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