Isla de perros. Título original: Isle of Dogs
Director: Wes Anderson
Actores: (Voces de) Bryan Craston, Koyu Rankin, Bill Murray, Edward Norton, Bob Balaban, Jeff Goldblum, Kunichi Nomura, Akira Takayama, Greta Gerwig, Frances McDormand
Guión: Wes Anderson, Roman Coppola, Jason Schwartzman, Konichi Nomura
Productores: Wes Anderson, Jeremy Dawson, Steven Rales, Scott Rudin
Montaje: Edward Bursch, Ralph Foster, Andrew Weisblum
Fotografía: Tristan Oliver
Música: Alexandre Desplat
Producción: Twentieth Century Fox Animation, American Empirical Pictures, Indian Paintbrush
Todos tenemos nuestros pecados cinéfilos, los míos como supongo que los de la mayoría suelen coincidir con esos clásicos que siguen permaneciendo durante demasiado tiempo en esa lista de películas por ver. Sin embargo y aunque actual, la filmografía de Wes Anderson ocupaba un puesto en esa lista, ya que aún no había tenido ocasión de conocer el personalísimo estilo del director texano. Y definitivamente con Isla de perros, Anderson me ha conquistado para la causa.
Si visualmente Isla de Perros te gana en un apenas unos minutos con el preciosismo de su Stop Motion, a nivel argumental el film te va enamorando poco a poco, desde su a priori disparatada premisa, que sin embargo esconde una fuerte y nada velada crítica hacia la situación de los refugiados y a la perdida de humanidad y excesiva tecnificación de nuestra sociedad.
Pero si algo llama la atención por encima de todo del film (quizás por mi desconocimiento del cine de Anderson) es por su brutal sentido del humor, una comedia ácida e irónica que consigue auténticas carcajadas de las maneras más inesperadas.
En Isla de Perros el gobierno de Megasaki City decide expulsar a los perros de la ciudad por una supuesta enfermedad incurable y contagiosa y los recluye en una isla a la espera de su muerte por inanición, donde los canes organizan su propia sociedad.
La atención al detalle, la mimada composición y el cuidado por la simetría hacen de cada plano una auténtica obra de arte, pero más allá de ello, Isla de Perros se convierte en una vibrante aventura, una demoledora crítica social y una tronchante comedia que hace que te quedes pegado a la butaca con una sonrisa de oreja a oreja durante todo su visionado.
Venced los miedos a una propuesta tan peculiar, a un tipo de cine tan poco convencional, y es que en sus rarezas están los principales valores de Isla de perros, una película distinta a todo lo que habéis visto. Sería un pecado no verla.
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