sábado, 26 de mayo de 2018

Han Solo: Una historia de Star Wars

Han Solo: Una historia de Star Wars. Título original: Solo: A Star Wars Story

Director: Ron Howard

Actores: Alden Ehrenreich, Emilia Clarke, Woody Harrelson, Donald Glover, Thandie Newton, Paul Bettany

Guión: Jonathan Kasdan, Lawrence Kasdan

Productores: Kathleen Kennedy, Lawrence Kasdan, Simon Emanuel, Allison Shearmur

Montaje: Pietro Scalia

Fotografía: Bradford Young

Música: John Powell

Producción: Lucas Film, Walt Disney Pictures, Allison Shearmur Productions, Imagine Entertainment


Me niego ya a jugar a adivinar en qué afectan los problemas de rodaje y producción a una película. Ha ocurrido hace nada con Deadpool 2, ocurrió en esta misma saga con Rogue One, y en realidad lleva sucediendo toda la vida, solo que ahora Internet hace que lo sepamos todo al minuto. El despido de Lord y Miller de Solo por "diferencias creativas" con los productores y la llegada de Ron Howard para rodar una nueva película en apenas tres semanas es de sobra conocido por todos, pero al final esto solo son excusas y conversaciones de barra de bar y hay que juzgar una película por su resultado final al margen de como ha sido su proceso de creación.

Y Han Solo: Una historia de Star Wars es uno de los mayores descalabros que he visto en el cine durante los últimos años. Si esto os suena duro probad a ver la película, eso si que es duro.

Como se ha demostrado en los últimos años, acercarse al universo de Star Wars es peligroso, con ataques de los fans a El despertar de la fuerza por algo a la vez que años después se defenestra a Los últimos Jedi justo por lo contrario. Es decir, el warsie es duro y difícil de contentar y con un personaje tan icónico como Han Solo el nivel de exigencia estaba alto.



Sin embargo y con todos su peros (y sobre todo a la vista de lo que viene después) nos encontramos con un primer tercio que va cumpliendo con las expectativas de manera más o menos aceptable, presentando al personaje y su esperadísimo encuentro con su inseparable Chewbacca o enrolándole en una banda de mercenarios con bastante potencial para desarrollar una historia desenfadada de bandidos espaciales como el personaje requiere. Para más inri este primer acto concluye con la mejor escena del film, un robo al tren absolutamente espectacular que nos entrega ese tono de western galáctico que estábamos deseando.

Y sin embargo a partir de aquí nos asomamos al vacío para llegar a la nada absoluta. El film comienza a hacer aguas por todas partes, con un guión repleto de agujeros (y ojo que era Lawrence Kasdan ni más ni menos el que estaba al mando), tremendamente obvio por momentos y que nunca explora las motivaciones de los personajes, con especial atención a como Beckett olvida sucesos trágicos en cuestión de segundos o Qi'ra tiene determinados comportamientos sin más explicación que así lo dicta el guión. Tras el divertido espectáculo inicial el film avanza con unos bajones de ritmo absolutamente demenciales que apenas consigue remontar en momentos de brillantez puntuales de un Donald Glover que pide a gritos mucho más tiempo en pantalla o por escenas puntuales como la del corredor de Kessel, que son lo único que nos salva del sopor más absoluto en el que ha entrado el film.



Pero hay algo que se recordará por encima de todo en esta película y es la labor de Alden Ehrenreich. Enhorabuena millennials, ya tenéis vuestro propio Hayden Christensen, cuando os den la murga con el horror de las precuelas podréis decir con orgullo, "eh, yo sufrí a Ehrenreich interpretando a Han Solo" y ahí le podréis callar la boca a cualquiera.

Lo que hace Ehrenreich con el personaje de Solo podría entrar en la categoría de delito cinematográfico, sin una sola pizca de carisma y absolutamente carente del cinismo y la socarronería que caracterizan al personaje. A su lado Emilia Clarke vuelve a intentar cargarse una franquicia como ya hizo en Terminator Genesis incapaz de cambiar el gesto pase lo que pase a su lado.

Frente a este desastre Woody Harrelson aguanta el tipo sin demasiado floritura haciendo de sí mismo por millonésima vez (¿alguien dijo el Samuel L. Jackson blanco?) y Donald Glover brilla pese a su poco tiempo en pantalla pidiendo a gritos ese spin off propio, y es que otra cosa no pero Gambino tiene el mojo que requieren este tipo de películas. A Paul Bettany haciendo de villano random y a la camarilla de rebeldes mejor vamos a obviarlos al igual que ya hace la propia película.

Destacar eso si la sobresaliente fotografía de Bradford Young que es capaz de sacar oro de semejante vertedero y viajar a la perfección entre el western galáctico y la space opera.



Han Solo: Una historia de Star Wars tiene un primer tercio interesante e incluso ilusionante pero va claramente de más a menos, lo que hace caer al espectador en el aburrimiento, algo que ni siquiera evita la sorpresa final que expandiría este universo de un modo bastante interesante pero que llega demasiado tarde para salvar esta película que nos deja ya no solo con sensación de oportunidad perdida, si no de decepción absoluta y de haber malgastado de la peor manera posible a un personaje con un potencial casi infinito.

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