Director: Michael Gracey
Actores: Hugh Jackman, Zac Efron, Michelle Williams, Rebecca Ferguson, Zendaya, Keala Settle, Sam Humphrey
Guión: Jenny Bicks, Bill Condon
Productores: Peter Chernin, Laurence Mark, Jenno Topping
Montaje: Tom Cross, Robert Duffy, Joe Hutshing, Michael McCusker, Jon Poll, Spencer Susser
Fotografía: Seamus McGarvey
Música: John Debney y Joseph Trapanese. Canciones de Benj Pasek y Justin Paul
Producción: Chernin Entertainment, TSG Entertainment, Twentieth Century Fox
Es curioso que dos películas a priori menores en presupuesto y objetivos como Jumanji: Bienvenido a la Jungla y El Gran Showman se hayan convertido (cada una en su propia escala) en las grandes sorpresas de las últimas semanas respecto a recaudación en taquilla y opinión del público. Además lo han conseguido sobreviviendo a unas cifras modestas en su estreno, gracias al boca oreja entre el público y la solidez durante varias semanas en cartelera, ¿la casualidad? o tal vez la demostración de que en una época repleta de sagas y franquicias que fían su éxito o su fracaso a arrasar en su primer fin de semana, el público vuelve a demostrar tener la última palabra y el puro entretenimiento sigue teniendo su lugar en la industria.
El gran showman es en un principio el biopic de P.T Barnum, considerado uno de los pioneros en la creación del circo tal y como lo conocemos en la actualidad. Sin embargo la película rapidamente y de forma acertada va dejando de lado este carácter biográfico (sin olvidarlo del todo por supuesto) para centrarse en el puro espectáculo, con su romance, su historia de superación, su denuncia social y su puntito de drama como mandan los cánones del musical, pero jugándoselo todo al puro show musical, con números absolutamente deslumbrantes, y esa apuesta es el absoluto triunfo de la película.
El otro gran acierto del film es su protagonista, un Hugh Jackman que ya había demostrado en su paso por Broadway, o sus números musicales en las galas de los Tony su dominio del musical, género con el que ya había coqueteado en la gran pantalla, pero es aquí dónde se desata como un auténtico showman capaz de todo, Jackman se apodera de la función y lo da todo en cada número mostrándose como un cantante más que solvente y un estupendo bailarin. A su lado Zac Efron demuestra también su conocimiento del género, en el que no olvidemos se inició en la ya lejana High School Musical. Junto a ellos una Michelle Williams que cumple y una corte de freaks absolutamente geniales en cada número musical. El buen tono general hace que hasta se pueda dejar pasar el absoluto desastre que es Zendaya como actriz, algo que ya demostró en Spiderman: Homecoming, pero es triste ver que no ha evolucionado ni lo más mínimo.
Michael Gracey se estrena en la dirección de largometrajes con una labor tan efectiva como efectista, ligera y sin complicaciones en la narración y virtuosa en cada número musical. Esto unido a sus coloridos vestuarios y la excelente labor de Seamus McGarvey hace que visualmente la película luzca a un nivel altísimo.
Pero si hay algo que realmente destaca en El gran showman es sin duda el apartado musical, cosa que no extraña cuando uno sabe que tras sus canciones se encuentran Justin Paul y Benj Pasek, creadores también de las composiciones de La La Land, que en esta ocasión crean una lista de temas tan pegadizos que se convierten en hits instantáneos, destacando el vibrante inicio de The Greatest Show, el divertido duelo (un clásico de los musicales) The Other Side, el más emotivo A Million Dreams y sobre todo el impresionante This is me que tras llevarse el Globo de Oro apunta directamente al Oscar a mejor canción.
Hay dos maneras de aproximarte a El gran showman, puedes hacerlo criticando la debilidad de su guión, la excesiva dulcificación en el retrato de su protagonista real (algo habitual en los biopics por otra parte) o algunas interpretaciones poco acertadas.
O puedes dejarte llevar (dale al play más abajo), disfrutar del show, cantar y bailar en tu butaca y acabar con una enorme sonrisa tras una pura feel good movie que solo busca el entretenimiento por encima de todo, y vaya si lo consigue. ¡Puro espectáculo!
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