Train to Busan. Título original: Busanhaeng
Director: Yeon Sang ho
Actores: Yoo Gong, Soo an Kim, Yu mi Jung, Dong seok Ma, Woo sik Choi, Sohee, Eui sung Kim
Guión: Yeon Sang ho
Productores: Lee Dong ha
Montaje: Yang Jin mo
Fotografía: Lee Hyung deok
Música: Jang Young gyu
Produccion: Next Entertainment World
Cuando por fin parece que comienza a remitir esa epidemia zombi que nos ha asaltado los últimos años en la que parecía que a todo había que añadirle un muerto andante y nos ha traído subproductos de lamentable calidad o famosas series de televisión tremendamente aburridas, han tenido que llegar nuestros amigos orientales una vez más para demostrarnos como se hacen las cosas. Si ya el año pasado dieron un primer aviso con la divertidísima I am a hero, han sido los surcoreanos, los reyes entre los reyes del cine asiático los que han dado el golpe encima de la mesa con Train to Busan, probablemente la mejor película del género Z de la última década desde la ya lejana 28 semanas después.
Auténtico pelotazo en su país de origen con más de once millones de espectadores y recogiendo premios por cada festival de género por el que pasa, el éxito de Train to Busan consiste en saber aprovechar los símbolos más distinguibles de cada época del cine zombi a la vez que crea un estilo e identidad propia.
La historia es clara y simple, un padre divorciado que no pasa demasiado tiempo con su hija, decide acompañarla en un viaje en tren hasta Busan para que pase el cumpleaños junto a su madre, pero cuando van camino de la estación comienzan a oir noticias de sucesos violentos que ocurren en toda Corea, cuando por fin logran subir al tren, también lo hace una joven con una herida en la pierna.
Y a la película ya no le hace falta más, porque va como un tiro, en diez minutos han sido capaces de explicarnos esa relación padre e hija y consiguen que empaticemos con ellos, para preocuparnos por su futuro y entender los sacrificios que está dispuesto un padre por salvar a su hija. Esa economía narrativa sirve para que el film viaje a velocidad de vértigo pero nunca se olvide de darle importancia a secundarios carismáticos o introducir un villano al que odiar.
Es fácil encontrar referencias en Train to Busan porque no se preocupa por ocultarlo, desde las evidente semejanzas con Snowpiercer y su lucha de clases en un escenario tan aparentemente complicado (pero de nuevo excelentemente aprovechado) como un tren, pasando por el mensaje habitual de George A Romero en el que pese al elemento Z al final el peor enemigo del hombre siempre acaba siendo el propio hombre, sin olvidar las similitudes estéticas con los infectados hiperveloces de Boyle o incluso las avalanchas de Guerra Mundial Z (con escenas que superan con creces a la producción americana en calidad e intensidad con mucho menor presupuesto).
Sin embargo, en este cóctel explosivo de influencias, Train to Busan es capaz de encontrar su propio lenguaje, especialmente a través de las nuevas reglas del juego que introduce a la hora de enfrentarse con los zombis (que evidentemente no voy a desvelar) y que consigue unas impactantes escenas de acción.
Train to Busan es una locomotora a toda velocidad que no puede frenar, es un continuo "cuanto más mejor" y "más difícil todavía", cada escena es más frenética y divertida que la anterior, mezclando el terror zombi con lo mejor de la acción oriental, con un indudable carácter de divertimento sin pretensiones pero logrando a la vez que nos encariñemos con sus personajes. Si tengo que ponerle algún pero es un final excesivamente edulcorado que combina poco con lo que habíamos visto anteriormente, pero poco importa ese ligero toque amargo final tras el enorme disfrute que provoca un film capaz de mantenerte en tensión, emocionarte y divertirte durante dos horas.
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