Reconozco que para ser mi edición de Sitges más corta los niveles de sueño están casi peor que nunca, pero compartir casa con dos terroristas del humor como Ricardo y Daniel que se empeñan en hacer sketchs y performances a las tres de la mañana tampoco ayuda (si sale a la luz el corto que hemos grabado hoy con Mireia lo entenderéis todo). Reírnos nos reímos, eso si. Así que como un zombi he ido contracorriente de la gente que avanzaba con los ojos inyectados en sangre y yo llevado por un GPS interno (porque no he abierto los ojos en ningún momento) me he dirigido al Retiro.