Regreso a al Festival de Sitges, la tierra de sueños de los amantes del cine fantástico y de terror, éste año más que nunca después de un año de edición online y otro de restricciones, así que en ésta edición al igual que sucedió en San Sebastián se nota que hay algo en el aíre, los viejos conocidos de otros años se saludan con más alegría, todos tenemos ganas de hablar, de compartir, incluso diría que las películas se acogen con más emoción y menos crítica. Las terrazas están llenas, los puestos del paseo marítimo a reventar, las calles repletas de acreditados y festivalero. Definitivamente Sitges ha vuelto.