Pasando el ecuador del festival ha llegado ese inevitable momento en el que el espacio tiempo pasa a formar un continuo indefinido, los días y las películas se mezclan con el sueño, los encuentros sociales y las carreras entre sedes, asi que evidentemente no llego a tiempo a la entrega de éste diario con la periodicidad y lucidez deseada, así que perdonaréis si esto es un poco más confuso de lo habitual, pero bueno, ya sabéis como van estas cosas. A cambio el sexto día nos regalaba buenos sustos fantasmales y una película que apunta muy fuerte a acabar siendo mi favorita del festival.