20.000 especies de abejas

 

20.000 especies de abejas

Directora: Estíbaliz Urresola Solaguren

Actores: Sofía Otero, Patricia López Arnaiz, Ane Gabarain, Itziar Lazkano, Sara Cozar, Martxelo Rubio, Miguel Garcés

Guion: Estíbaliz Urresola Solagure

Productores: Valérie Delpierre, Lara Izagirre

Montaje: Raúl Barreras

Fotografía: Gina Ferrer

Música:

Producción: Especies de abejas, EiTB, Gariza Films, Inicia Films, ICAA

Es evidente el retorno del cine español a lo rural en sus historias, O que arde, As Bestas o Alcarràs son algunas de las películas de estos últimos años que utilizan esa vuelta a las raíces como elemento predominante en lo que quieren contar, con ello a priori parece lógico introducir la opera prima de Estíbaliz Urresola en este grupo con el que si bien comparte similitudes también se separa al utilizar ese entorno no como protagonista si no como herramienta en la catarsis de sus personaje.

Sería fácil reducir 20.000 especies de abejas al relato de las dificultades de una infancia trans y sin embargo su directora y guionista constantemente se empeña en hacernos mirar más allá, o más bien alrededor, y es que para entender a Lucía debemos conocer lo que le rodea, por ello la película dedica tanto tiempo a que conozcamos a nuestra pequeña protagonista como a su familia.

De la mano de las dos actuaciones sobrenaturales de Sofía Otero y Patricia López Arnaiz nos adentramos en una familia al borde de la desestructuración, pero siempre con el objetivo claro de mostrar un enorme respeto y sensibilidad a la hora de contar algo tan delicado. Así todo se muestra natural en el camino de Lucía y la narración no tiene ningún miedo a asumir riesgos como la reiteración de situaciones o la ausencia de avance para dar mayor naturalidad a su historia, adoptando a su vez decisiones complicadas como la falta de música extradiégetica para que nade afecte esa sensación de verdad que desprende el film en cada fotograma.

El retorno a sus orígenes no solo despierta en Lucía su necesidad de ser, si no que también hace despertar a Ane a su realidad y la de su hija, demostrando que la transición ha de ser conjunta.

Pero hay algo que va más allá de cualquier posible análisis o explicación en 20.000 especies de abejas y es la mirada de Sofía Otero, su tremenda capacidad para ponerse la película sobre los hombros y llevarnos de la mano junto a Lucía en su viaje vital, consiguiendo no solo una actuación memorable si no engrandecer aún más la labor de auténticas titanas como Patricia López Arnaiz o Ane Gabarain que brillan aún más si cabe cada vez que están a su lado.

20.000 especies de abejas es una preciosa y delicada película sobre la necesidad de encontrar nuestra identidad, sobre la familia pero especialmente sobre la necesidad de escuchar y entender a los demás y a nosotros mismos. Una opera prima sobresaliente que huye del dramatismo y busca el camino más luminoso para sus personajes incluso cuando ellos mismos no lo pueden ver.