Director: Paul Thomas Anderson
Actores: Alana Haim, Cooper Hoffman, Bradley Cooper, Benny Safdie, Sean Penn, Este Haim, John Michael Higgins, Skyler Gisondo, Joseph Cross
Guion: Paul Thomas Anderson
Productores: Paul Thomas Anderson, Sara Murphy, Adam Somner
Montaje: Andy Jurgensen
Fotografía: Paul Thomas Anderson, Michael Bauman
Música: Jonny Greenwood
Producción: BRON Studios, Focus Features, Ghoulardi Film Company
Perteneciente a una estupenda generación de directores nacidos en los alrededores de los años 70 Paul Thomas Anderson es quizás (junto al otro Anderson, Wes) el que posee un universo personal más marcado y es que a pesar de haber abarcado todo tipo de temática durante su filmografía el sello PTA siempre está marcado a fuego en cada una de sus películas, ya sea al hablar de la industria del porno en los años 80 o el auge del petróleo a comienzos del S.XX.
Si Quentin Tarantino homenajeaba y reimaginaba la industria del cine en esos años 70 en Erase una vez en América y Kenneth Branagh le compite éste año el Oscar volviendo a su infancia, Paul Thomas Anderson toma prestadas las anécdotas de su amigo y actor juvenil Gary Goetzman para plasmar el sentir de una época en la que el sueño americano estaba a punto de romperse y los mira con la nostalgia de los últimos buenos tiempos.
En el valle de San Fernando a comienzos de los años 70 parecía que todo era posible, un joven granuja puede triunfar en la televisión, emprender negocios y codearse con los empresarios y estrellas del lugar a sus 15 años, por qué no, incluso puede enamorarse de una joven diez años mayor que él. Una joven puede romper con su anodina vida de suburbio periférico y volver a tener esperanzas, probar en el mundo del cine, comenzar carrera política o incluso unirse a un grupo de adolescentes cargados de ilusión y esperanzas sin miedo a nada. Un director puede trasportarnos a otra época y ver como dos enamorados se encuentran y desencuentran, se buscan y se rechazan, mientras su cámara nos enamora con esos travelling marca de la casa, siguiendo a una pareja que siempre corre para encontrarse y por el camino va recorriendo una época maravillosa plagada de personajes a cual más maravilloso, hasta reencontrarse como no, frente a una sala de cine.
Licorice Pizza es una historia romántica, es un retrato generacional e incluso podría parecer un coming of age aunque sea todo lo contrario, la historia de un adolescente sin prisa por crecer y una joven que encuentra la felicidad olvidando el paso a la madurez, porque quién quiere ser un adulto en los años 70 cuando puedes vender camas de agua a estrellas de cine o jugar al pinball sin más preocupaciones.
El film se construye alrededor de una pareja protagonista excepcional, una deslumbrante Alana Haim y un sorprendente Cooper Hoffman en su primer papel como protagonista, pero también se recrea en una galería de secundarios extraordinaria que llena la pantalla de gags, cameos y guiños cinéfilos, con especial atención al desternillante y "políticamente incorrecto" John Michael Higgins y un Bradley Cooper tan espectacular que es capaz hasta de robar el protagonismo por momentos a la pareja de enamorados.
Licorice Pizza es una rara avis a día de hoy, por su filosofía, por el modo en el que está rodada, por romper estereotipos y roles preestablecidos y por querer volver a un cine que parece olvidado en el maremagnum de franquicias, secuelas y blockbusters. Un estreno así es prácticamente un milagro y que siga habiendo directores como PTA una maravilla, asi que celebrémoslo de la mejor manera posible, en una sala de cine, porque no todas las semanas podemos ver una obra maestra en la gran pantalla.
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