La maldición de Lake Manor. Título original: Il nido
Director: Roberto de Feo
Actores: Justin Korovkin, Ginevra Francesconi, Francesca Cavallin, Maurizio Lombardi, Fabrizio Odetto
Guión: Roberto de Feo, Lucio Besana, Margherita Ferri
Productores: Alessandro Usai, Maurizio Totti
Montaje: Luca Gasparini
Fotografía: Emanuele Pasquet
Música: Teho Teardo
Producción: Colorado Film Production, Vision Distribution
Pocas cosas hay más traicioneras que un tráiler engañoso (que se lo digan a Shyamalan) o un título traducido de aquella manera (en esto somos expertos en España) para atraer a ese público que apenas mira la cartelera sin leer una simple sinopsis. Y es que La Maldición de Lake Manor parece querer llevarnos a una especie de trilogía, al menos temática, junto a La Maldición de Hill House y su sucesora Bly Manor, algo bastante alejado de la realidad, y es que Il Nido, título original y bastante más acertado de la primera película de Roberto de Feo, se aleja de los relatos fantasmales para llevarnos a un pequeño cuento de terror gótico, donde lo cotidiano es mucho más aterrador que lo sobrenatural.
Samuel es un chico en silla de ruedas que nunca ha salido de la finca en la que vive aislado del resto del mundo, sin embargo con la llegada de la joven Denise a la casa comienza a ser consciente de todo lo extraño que sucede a su alrededor, mientras, su madre hará todo lo posible para mantener a su hijo encerrado en sus terrenos.
Pese a qué hemos hablado de título engañoso, La maldición de Lake Manor no renuncia al terror, ni mucho menos, pero lo busca a través de la creación de un ambiente malsano y perturbador en lugar de buscar escenas e imágenes impactantes. Samuel crece e inicia el camino del autodescubrimiento con la llegada de un elemento externo a su cerrado microcosmos, siguiendo el coming of age más tradicional, pero Denise también sirve de guía al espectador en el descubrimiento de esa sociedad plagada de inquietantes personajes y extrañas reglas.
Con un marcado tono visual que recuerda cierto terror italiano ochentero, Il nido recoge también la herencia temática y narrativa de obras más populares y actuales como El bosque o Los otros, incluso nuestro reciente confinamiento le podría dar una pátina de vigencia tan fortuita como bien conseguida, pero La maldición de Lake Manor siempre logra huir de la comparación y del simple homenaje para convertirse en un film con personalidad propia gracias a su cuidadísima puesta en escena, con especial mención a la inspirada fotografía de Emanuele Pasquet y al acierto en la elección de su casting, con un grupo de secundarios con el perturbador Maurizio Lombardi a la cabeza que realmente se llevan la función.
La maldición de Lake Manor establece un juego constante con el espectador ofreciéndole pistas del misterio al que asiste, a la vez que solicita de su participación para unir esas piezas del puzle antes de que la imagen completa sea mostrada. Es probable que el espectador más acostumbrado al género pueda ir por momentos por delante de las revelaciones del film, pero ello no quita ni un ápice de impacto a los descubrimientos y puede otorgar una sensación de falsa seguridad ante un (esta vez) sorpresivo giro final, que gustará más o menos pero dudo que deje indiferente.
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