Aquaman
Director: James Wan
Actores: Jason Momoa, Amber Heard, Patrick Wilson, Nicole Kidman, William Dafoe, Dolph Lundgren, Yahya Abdul Mateen II
Guión: James Wan, David Leslie Johnson McGoldrick, Will Beall, Geoff Johns
Productores: Rob Cowan, Peter Safran, Zack Snyder, Deborah Snyder
Montaje: Kirk M Morri
Fotografía: Don Burguess
Música: Rupert Gregson Williams
Producción: DC Comics, DC Entertainment, Warner Bros
Con Aquaman deberíamos a empezar a hacernos el favor a nosotros mismos como espectadores de no compararla con sus rivales de Marvel, ni siquiera enmarcarla dentro del DCEU, porque la película está gritando de manera nada disimulada desde el principio que quiere ser un producto individual, y así debemos de verlo.
Más allá de presentaciones anteriores, e incluso incoherencias con lo allí contado Aquaman se nos presenta como una historia de orígenes superheroica que cumple practicamente todos los puntos del guión, tenemos al protagonista que no quiere tomar responsabilidades sobre su poder, tenemos el conflicto que le hace salir a la superficie y tenemos su posterior alzamiento como el héroe que siempre pudo ser. Pero más allá de su respeto canónico, Aquaman se juega un todo o nada con dos apuestas, por un lado Jason Momoa y por otro que la pericia visual de James Wan sea capaz de ofrecer un espectáculo sin prácticamente descanso.
Respecto a la apuesta por el actor hawaiano, pocas dudas puede haber, y es que en apenas dos películas se ha hecho por completo con un personaje que no podría estar más alejado de su apariencia y sin embargo ya no podemos imaginar otro Arthur Curry en la gran pantalla. Momoa logra esto tirando de carisma, presencia física y un humor macarra y socarrón que funciona a la perfección con el personaje.
A su lado Amber Heard consigue que Mera sea mucho más que un simple interés amoroso y construye una heroína más que interesante. El grupo de secundarios funciona en su gran mayoría, desde un sorprendente Dolph Lundgren, pasando por el siempre eficaz William Dafoe o la gran Nicole Kidman que una vez más demuestra que puede con todo. Tal vez sean Patrick Wilson con un villano demasiado genérico y sobre todo Yahya Abdul Mateen II, cuyo Black Manta ya agota desde el primer segundo que sale en pantalla, los menos afortunados de la función.
James Wan por su parte sube la apuesta al máximo y se la juega coqueteando con el exceso algo que por momentos funciona, con algunas escenas absolutamente espectaculares en lo visual, como las batallas bajo el agua o los combates cuerpo a cuerpo donde se aprovecha del imponente físico de Momoa y de lo aprendido en su etapa en A todo Gas. Wan tampoco olvida su etapa Warren y se marca un escenón digno de cualquier Survival Horror en el descenso al reino del Karathen.
Sin embargo esta apuesta por el más y más grande acaba resultando demasiado cargante hasta caer en el ridículo, y es que uno puede aguantar e incluso sonreir con un pulpo percusionista, se puede perdonar el lamentable gusto musical de Wan, pero ya en el tercio central se roza el hastío con esas pruebas Indianajonescas que tratan de dar un carácter aventurero al film que nunca logra y se comienza a sentir cierto bochorno con el desarrollo del romance entre Arthur y Mera.
Y es que Wan quiere mezclar acción, aventura, romance, superheroes e incluso terror al ritmo de Pitbull y la mezcla evidentemente acaba siendo indigesta, con un beso final entre Mera y Arthur en plena batalla final agarrándose cual choni y cani en cualquier discoteca poligonera como resumen del delirio.
Sin embargo más allá de esta impresión final de film muy pasado de rosca queda la sensación de que Aquaman con todos sus fallos es enormemente entretenida, y sobre todo que ya hay algo sobre lo que construir: un interprete que encaja a la perfección con el personaje y un espectacular universo ya creado para explorar, solo falta encontrar la historia y el tono para contarla. Si a cierto rey nórdico le dimos hasta tres oportunidades hasta que por fin acertó a darnos una gran película, que menos que darle un voto de confianza al rey de los mares en sus futuras aventuras (reconozco la pequeña trampa ;-)).
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