domingo, 25 de noviembre de 2018

El fotógrafo de Mauthausen

El fotógrafo de Mauthausen

Director: Mar Targarona

Actor: Mario Casas, Alain Hernández, Richard van Weyden, Macarena Gómez, Adriá Salazar, Eduard Buch, Stefan Weinert, Rainer Reiners

Guión: Roger Danès, Alfred Pérez Fargas

Productores: István Major, Joaquín Padró, Mar Targarona

Montaje: José Luis Romeu

Fotografía: Aitor Mantxola

Música: Diego Navarro

Producción: TV3, RTVE, FilmTeam, Rodar y Rodar Cine y Televisión, ICEC, ICAA


Hay hechos históricos que parece que han querido ser olvidados en nuestra sociedad y sistema educativo, la presencia e importancia de los españoles en la Segunda Guerra Mundial y su presencia en los campos de concentración nazis es uno de los más llamativos. Hasta hace relativamente poco tiempo escasos eran los libros, documentales o películas que hablaban sobre la presencia española en uno de los momentos más oscuros de la historia. Es por eso que películas como El fotógrafo de Mauthausen siempre van a ser necesarias y bienvenidas incluso por encima de su resultado final como obra cinematográfica en sí misma.

Por ello precisamente El fotógrafo de Mauthausen se puede analizar desde dos ángulos diferentes y desde el punto de vista histórico, social e incluso educativo, no queda más que aplaudir el esfuerzo por narrar hechos históricos tan relevantes para nuestra historia.

Diferente es cuando se observa la película desde un punto de vista meramente cinematográfico (siempre a opinión del que escribe por supuesto), donde las buenas intenciones acaban sobrepasadas por una falta evidente de medios y presupuesto que acaban lastrando el film de manera inevitable.


La fluidez que Mar Taragona intenta dar a una historia de difícil digestión hace que la narración sea ágil y dinámica pero también impide que los personajes y sus dificultades arraiguen en el espectador y pese a las buenas interpretaciones de su elenco al final sobrevuela la sensación de que la historia impacta más por el conocimiento de su certeza que por el modo en que se plasma en pantalla. Y es que la sensación de artificialidad y falta de credibilidad no nos abandona en ningún momento, probablemente por esos decorados pobres y poco cuidados o por la falta de verosimilitud de observar constantemente escenarios semivacios que representan a un campo de concentración tan inmenso como Mauthausen y en el que parece que solo hay 20 presos.

La esforzada labor de sus interpretes resulta lo más conmovedor de la cinta, con Mario Casas entregado a la causa e intentando suplir las carencias de un guión que apenas da pistas sobre el viaje interno de un personaje a priori tan interesante y lleno de aristas como Francesc Boix. Algo parecido ocurre con un Alain Hernández muy por encima de un personaje con ciertos vaivenes motivacionales poco explicados. 
Mención especial también para la emotiva partitura de Diego Navarro que consigue que las escenas más duras alcancen otro nivel aún mayor de intensidad.


Al final es difícil evaluar una película como El fotógrafo de Mauthausen porque se mezclan en tu interior sensaciones como el orgullo de que el cine español se lance a contar historias como esta junto a la pena de no haber conseguido un resultado más satisfactorio pese al más que evidente esfuerzo de su equipo. 
Pese a todo y sin ocultar en ningún momento sus carencias creo que su valor didáctico la sigue haciendo recomendable como una obra menor a nivel cinematográfico pero enormemente importante para conocer una parte de nuestra historia oculta durante demasiados años.

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