Director: Luc Besson
Actores: Dane DeHaan, Cara Delevingne, Clive Owen, Rihanna, Ethan Hawke, Herbie Hancock, Rutger Hauer
Guión: Luc Besson (Basado en los comics de Pierre Christin y Jean Claude Mezieres).
Productores: Luc Besson, Virginie Silla, Camille Courau
Montaje: Julien Rey
Fotografía: Thierry Arbogast
Música: Alexandre Desplat
Producción: EuropaCorp, Fundamental Films, Gulf Film, River Road Entertainment
El test John Carter, esa es la prueba que utilizo en alguna ocasión para saber si a alguien le puede gustar una película, porque el film de Andrew Stanton es tontorrón, con errores de casting, está mal adaptado, tiene multitud de fallos y aún así es una de esas películas que puedo ver una vez tras otra por lo que me entretiene. Pues bien, si superas el test John Carter, tal vez Valerian y la ciudad de los mil planetas sea para ti, si no, difícil lo veo.
Valerian (me vais a perdonar la abreviatura, si fuera un artículo pagado por palabras este título sería una joya, pero como no lo es, casi que me lo ahorro) comienza por todo lo alto con un doble epílogo esplendoroso, por un lado el mágico "Space Oddity" de Bowie nos introduce en la historia de Alpha, la ciudad de los mil planetas del título, por otro, Luc Besson comienza a dar muestras de lo que nos espera con un despliegue de imaginación desbordante para mostrarnos la vida y muerte de todo un planeta y una raza.
Si la imaginación y los efectos visuales son el punto más fuerte de Valerian, su guión y sus personajes quizás sean sus principales debilidades, la historia avanza a trompicones, a base de aventuras secundarias como puzles de un videojuego para pasar a la siguiente fase, si bien esto hace que el film mantenga un ritmo absolutamente frenético y entretenidisimo durante sus nada excesivos 147 minutos, hace casi imposible que tanto los protagonistas como su relación se desarrollen, está bien que los personajes se definan por sus acciones, pero en éste caso la película necesita pararse a respirar y tomar aire en más de una ocasión para que conozcamos a nuestros héroes, y nunca tenemos oportunidad de ello.
Valerian y Laureline son dos cliches andantes, él un romeo cínico al que le faltan líneas de diálogo para demostrar carisma, ella una mujer de armas tomar que demuestra su fortaleza en cada ocasión que tiene pero a la que le falta desarrollo, esta falta de tiempo hace que su romance chirrie y se vea demasiado impostado, no es extraño por lo tanto que cada personaje funcione mejor de manera individual que cuando están juntos, y es que la química nunca llega a fluir del todo entre ellos.
Esta hipertrofia narrativa a la que nos referíamos anteriormente se ve reflejada perfectamente en el número musical de Rihanna, una escena llena de buenas ideas que corre el riesgo de acabar agotando al espectador por no saber dosificarlas e introducirlas todas de golpe.
Valerian y la ciudad de los mil planetas está llena de buenas ideas, de escenas de acción espectaculares y de un derroche visual pocas veces visto, sin embargo no se preocupa de darnos unos protagonistas con los que empatizar, un villano al que temer o una trama que seguir, todo esto se nos muestra prácticamente en pleno desenlace, y es que entre batallas, persecuciones y tiroteos no ha habido tiempo de hacerlo.
Valerian es una montaña rusa, cuando parece que frena es para volver a lanzarse a toda velocidad, mientras su mensaje nos recuerda al primer Star Trek que explora razas y planetas en busca de la tolerancia, su acción nos lleva al más puro Space Opera de batallas espaciales a lo Star Wars.
Se le pueden hacer muchos reproches sin duda a Valerian, pero para mi hay algo que predomina por encima de todo, me lo he pasado como un enano viéndola, mis ojos hacían chiribitas ante cada nuevo paisaje o criatura, no podía evitar vibrar con sus emocionantes aventuras, en definitiva, es endiabladamente divertida y entretenida.
Te pueden parecer idiotas sus personajes, la película a veces está tan acelerada que se atropella a sí misma, la "trama principal" y su villano se muestran en dos minutos cuando apenas falta media hora para terminar, le doy la razón a cualquiera que me quiera argumentar todo esto y mucho más, pero no olvidemos que el cine es arte, y algo tan subjetivo como la diversión no se puede analizar y yo particularmente me lo he pasado genial. El test Valerian ha nacido.
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