Manchester frente al mar. Título original: Manchester by the Sea
Director: Kenneth Lonergan
Actores: Casey Affleck, Michelle Williams, Kyle Chandler, Lucas Hedges
Guión: Kenneth Lonergan
Productores: Lauren Beck, Matt Damon, Chris Moore, Kimberly Steward, Kevin J Walsh
Montaje: Jennifer Lame
Fotografía: Jody Lee Lipes
Música: Lesley Barber
Producción: B Story, Amazon Studios, The Media Farm, Pearl Street Films, The A/Middleton Project
Sin ser ningún entusiasta de los premios cinematográficos (me parece tan difícil cuantificar y comparar el arte) siempre he defendido su capacidad para dar a conocer al gran público películas que de otro modo probablemente hubieran pasado desapercibidas.
Manchester frente al mar probablemente sea el ejemplo más claro este año y es que multitud de espectadores se habrán acercado a las salas atraídos por sus seis nominaciones a los Oscar o la cantidad de premios recibidos por su protagonista. Es probable también que muchos de ellos hayan salido despotricando ante una de las películas menos amables con el espectador de los últimos tiempos, sin embargo otros muchos entre los que me encuentro daremos gracias por haber podido descubrir esta joya que se podía haber escapado de nuestro radar cinéfilo.
Manchester by the Sea es una obra que trata de representar el dolor en sus múltiples vertientes, así de simple, así de duro, así de poderoso. Lee Chandler es un personaje que a priori podría ser anodino e insustancial, o eso es al menos lo que se esfuerza en representar el film en sus primeros minutos, sin embargo y poco a poco, el interior del completo y absoluto protagonista del film se va mostrando a la audiencia, de manera parsimoniosa, consiguiendo así penetrar mucho más en nuestro subconsciente.
La muerte de su hermano obliga a Lee a volver a su antiguo hogar y tomar algunas responsabilidades y recordar algunos momentos de su pasado para los que no está preparado.
A través de un guión milimetricamente calculado, el film nos habla de la pérdida y de las viejas heridas, los flashbacks para descubrir el por qué de la situación de Lee se mezclan de manera perfecta con su incierto presente obligado a ejercer de tutor de su sobrino. La relación entre ambos y sus distintos modos de afrontar la pérdida son dos caras de una misma moneda, lo que pudo ser y no fue, lo que podría ser y no será.
Si algo cabe destacar por encima de todo en Manchester frente al mar es la labor de sus interpretes, desde un siempre acertado Kyle Chandler a una Michelle Williams que si bien permanece en un segundo plano durante casi todo el metraje se apodera de la función en cuanto el film se lo permite.
Merecidísima la nominación al joven Lucas Hedges que consigue no solo transmitir la inocencia y confusión de un adolescente ante una situación que le supera si no sobre todo una enorme química con Cassey Affleck.
Y es el pequeño de los Affleck el que se ha llevado los mayores elogios del año por su interpretación, y con razón por otra parte, el actor consigue lo que a priori parece más difícil, transmitir desde la más absoluta contención. Su Lee Chandler es un personaje absolutamente hermético y cerrado pero sin embargo Affleck poco a poco va dotándole de aristas hasta la explosión en el tramo central, donde en el flashback en el que conocemos los motivos de la situación de Lee es capaz de atravesar la pantalla con una de las actuaciones más espectaculares de los últimos tiempos. A partir de aquí su revelación final a su sobrino o la última conversación con Michelle Wiliams (dónde ella da otra clase magistral) directamente son las guindas que le faltaban a un pastel perfectamente cocinado a fuego muy lento.
Manchester frente al mar es un puñetazo en la boca del estómago que te deja sin aire, un drama que te sobrecoge y revuelve tu interior sin ningún tipo de concesión, tan duro como implacable emocionalmente. Probablemente no se lleve ninguna estatuilla en la próxima gala de los Oscar, pero el auténtico premio es que se siga haciendo este tipo de cine tan valiente.
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