La posibilidad de ver algo de Park Chan Wook siempre atrae mi interés, desde que me enamoró con Oldboy siempre he intentado seguir la carrera del director coreano, si además la película provoca controversia en Cannes con algunos tratándola de obra maestra y otros de producto pajillero, pues evidentemente había expectación.
Pues ni lo uno ni lo otro diría yo, The Handmaiden me parece una obra menor dentro de la filmografía del surcoreano, pero aún así es un Chan Wook y eso ya es mucho decir.
Basándose en la novela de Sarah Waiters, la historia sigue la historia de un trío imposible, el de tres personajes que siempre tendrán algo nuevo que revelarnos en los tres capítulos en que se divide el film. Mientra que la acción juguetea con los géneros mezclando el drama de época con la comedia, el suspense o incluso el cine de robos y timadores, Chan Wook apuesta por un estilo barroco y victoriano para narrar su historia, recreándose en planos fijos tan abigarrados como elegantes, manejando la cámara con sutileza y naturalidad en las escenas sexuales y jugando con escenarios y personajes en sus flashbacks y cambios de punto de vista del narrador.
El amor, la sensualidad, la traición, el deseo, Park Chan Wook se atreve a mezclar todo en un film que tan pronto nos trae a la cabeza El imperio de los sentidos, como Howards End o incluso El Golpe, sin tener en realidad nada que ver con ninguna de ellas, eso da una idea de la cantidad de cine que hay en The Handmaiden y eso que empezaba diciendo que era una obra menor de su director, tela.
(Apunte adicional: La B.S.O de Yeong wook Jo es gloria pura).
Y tocaba reencuentro con el hombre alto y de paso poder escuchar a Don Coscarelli, lo cual siempre es un placer. Y es que uno de los mayores alicientes que ofrece Sitges es poder revisionar en pantalla grande algunos de los mayores clásicos del cine. Reconozco que pese a que soy consciente de lo importante que ha sido para la historia del cine de terror Phantasm no está entre mis películas predilectas por lo que hacía bastante tiempo que no la veía y me ha dejado la impresión de que no ha envejecido demasiado bien, aún así, una gozada ver ciertas escenas en pantalla grande y disfrutar de un remasterizado que realmente mejora una barbaridad la calidad de la imagen.
Tras la proyección Dos Coscarelli ha estado unos 15 minutos respondiendo en el Q&A y ha prometido estar disponible en el Hall del Melia para los que no habían podido efectuar su pregunta, la verdad que todo un detalle de un director al que se ha notado bastante cercano y agradecido con el público.
Traslado a Retiro para hacer una de esas apuestas arriesgadas muy propias de Sitges, directores noveles, película con Marilyn Manson prometiendo espectáculo maligno, pues oye había que jugársela con Let me Make You a Martyr.
Y es lo que tienen estas cosas, que cuando se apuesta se corre el riesgo de perder, y menuda derrota. Let me Make You a Martyr comienza intentando ser un Tarantino con historias de delincuentes cruzadas, asesinos a sueldo y drogadictos cargados de presuntos diálogos molones (que no lo son para nada) y acaba siendo una dramón intensito y espiritual con una de las bandas sonoras más cargantes y peor utilizadas que he oido en los últimos tiempos, mención especial, al momento bucle con el mismo tema sonando durante 20 minutos (quizás menos pero se me ha hecho muy largo) en pleno momento de que dura es la vida.
También he de decir que su giro final no me lo esperaba, pero es que como me parece una tontería tampoco me parece que salve nada. ¿Marilyn Manson?, pasaba por allí, supongo que tendría que pagar alguna letra de la mansión o financiarse un nuevo disco.
Con Trivisa podría decir todo lo contrario a la anterior, y es que en cuanto que veo el nombre de Johnnie To por alguna parte, aunque sea productor como en esta ocasión, allá que me lanzó a ver la película. El film sigue a tres delincuentes, antiguos reyes del robo en Hong Kong que han cambiado sus vidas de distintos modos pero a quienes su pasado y su naturaleza siempre les persigue.
La película es interesante en su crítica política hacia la situación de Hong Kong y en su análisis de la naturaleza del delincuente pero le falta un poco de chispa en su acción y el desarrollo de sus personajes que pecan de ser un tanto anodinos.
Pese a todo se ve con facilidad y tiene sus momentos, pero cualquier parecido con el maestro To es pura coincidencia.
Cerrábamos el día, o más bien la noche porque hoy tocaba salir a las tantas (uffff, más sueño) con Dog Eat Dog con Paul Schrader al mando, el señor azul de Reservoir Dogs escribiendo la novela en que se base el guión y Nicolas Cage y su pelo protagonizando, ¿qué podía salir mal con ese menú?.
Pues casi todo, porque Schrader intenta ir de rompedor con esta película y no lo consigue y es que pese al montaje psicodélico y lisérgico la película tiene una falta de ritmo muy dificil de remontar, ni siquiera gracias a los buenos momentos que otorga William Dafoe, lo más acertado de largo de Dog Eat Dog, el resto de la película se queda en palabrería y además sin estilo. Personajes sin carisma y momentos de locura que salvo en un par de excepciones nunca llegan ni a impactar ni a hacer gracia.
Ni siquiera nuestro adorado Nicolas Cage salva la papeleta y eso que la película pedía a gritos una actuación histriónica y pasadísima de rosca a las que acostumbra, pero ni siquiera en eso acierta.
En el punto positivo diremos que Schrader estuvo simpaticón al recoger su premio Máquina del Tiempo, y ya.
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