Argylle
Director: Matthew Vaughn
Reparto: Bryce Dallas Howard, Sam Rockwell, Henry Cavill, Bryan Cranston, Catherinte O'Hara, Ariana DeBose, John Cena, Dua Lipa
Guion: Jason Fuchs
Productores: Adam Bohling, Jason Fuchs, David Reid, Matthew Vaughn
Montaje: Col Goudie, Tom Harrison Read, Lee Smith
Fotografía: George Richmond
Música: Lorne Balfe
Producción: Apple Original Films, Apple Studios, Cloudy Productions, Marv Films
Desde su arrollador debut y hasta no hace tantos años cada estreno dirigido por Matthew Vaughn era celebrado con auténtica devoción, y es que el director británico había conseguido revivir la fantasía más clásica en Stardust, logrado la excelencia en un comic que parecía inadaptable como Kick Ass e incluso revivido una saga que parecía muerta y enterrada gracias a su sobresaliente X-Men: First Class y fue su gran éxito, Kingsman, a la vez punto cumbre de su trabajo y comienzo de su cuesta abajo, y es que su muy cuestionable continuación y su mediocre precuela nos han hecho cuestionarnos si el Vaughn que queríamos se ha ido para siempre o todavía está a tiempo de darnos grandes alegrías aunque sea de manera irregular, Guy Ritchie's style.
Argylle es su retorno para convencernos de que puede volver a conquistarnos más allá del universo Kingsman al que parecía aferrado en los últimos años, pero sin embargo para ello el director se niega a abandonar su estilo y temática de la última década, con una historia de espías internacionales cargada de su peculiar humor socarrón.
El director británico emula film de otras épocas con una producción cargada de estrellas internacionales en un reparto absolutamente estelar: Dua Lipa, Ariana DeBose, John Cena, Henry Cavill, Sofia Boutella o Samuel L Jackson son algunos de los grandes nombres que aparecen en pantalla, aunque el protagonismo real recae en Bryce Dallas Howard y Sam Rockwell, una escritora de novelas de espionaje y un agente secreto de la vida real que trata de salvarla de una organización criminal que intenta secuestrarla cuando las tramas de sus novelas comienzan a recrear de manera casi exacta sus operaciones criminales.
Y aunque su endiablado ritmo a la hora de encadenar gags y escenas de acción, con apariciones de estrellas internacionales mientras un gato se roba cada escena podría parecer atractivo la realidad es que pronto descubrimos que todo en Argylle es tan falso como la propia historia de su protagonista, y es que es inevitable evitar la sensación de deja vu constante y de que estamos ante algo que ya hemos visto antes, muy bien decorado si pero con muchísima menos sustancia y es que una vez que se descubre el pequeño plot twist que da sentido a toda la película (y que a su vez se podía adivinar desde el propio tráiler) esta empieza a caer en barrena y ni la sucesión por momentos agotadora de setpieces de acción logran salvar la función. El estilo rompedor y atrevido de Vaughn hace una década se ve hortera y desfasado a día de hoy, con más sensación de spot comercial de perfume caro que de la comedia de acción divertida y trepidante que pretende ser.
Solo los esfuerzos de Dallas Howard y Rockwell logran salvar por momentos una película que funciona mucho mejor cuando parodia el género en su primer tercio que cuando comienza a convertirse en aquello de lo que pretendía reírse, ese tomarse en serio a sí mismo es el gran enemigo al que Argylle nunca puede vencer y su alargadísimo tercer acto con escenas de acción que lejos de lograr el despiporre visual de anteriores trabajos de Vaugh están más cerca del bochorno y el ridículo nos hacen pensar si la crisis autoral que ha mostrado su director en sus últimos films podrá llegar a su fin, algo sobre la que su más que discutible escena postcréditos no nos deja demasiadas esperanzas.
Siempre habrá sitio para ti aquí, Matthew, pero por favor no tardes en volver, que alguien le despierte de ese lavado de cerebro llamado franquicias.
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