Director: Alex de la Iglesia
Actores: Belén Rueda, Eduard Fernández, Ernesto Alterio, Juana Acosta, Eduardo Noriega, Dafne Fernández, Pepón Nieto
Guión: Jorge Guerricaechevarría, Alex de la Igleia
Productores: Álvaro Augustin, Carolina Bang, Ghislain Barrois, Kiko Martínez, Paloma Molina
Montaje: Domingo González
Fotografía: Ángel Amorós
Música: Víctor Reyes
Producción: Pokeepsie Films, Mediaset España, Nadie es perfecto, Movistar +
El punto de partida de un grupo de amigos reunidos para cenar y cuya conversación acaba derivando en algo muy diferente de lo que parecía inicialmente se ha convertido casi en un género en sí mismo, aunque a la vez puede abordarse desde muy distintos puntos de vista temáticos, desde la ciencia ficción como Coherence hasta el suspense como La Invitación. Pero el más habitual, especialmente dentro del cine europeo es el de la tragicomedia, tal vez sea por esto que Perfectos desconocidos deja la impresión de nacer ya caducada.
El film, remake del exitazo italiano Perfetti Sconosciuti nos sitúa en una reunión de amigos en la que se propone un curioso juego, poner los teléfonos móviles encima de la mesa y que todos puedan ver y escuchar todos los mensaje y llamadas que se reciban durante la cena para demostrar que ninguno tiene nada que ocultar, es este pequeño giro de tuerca argumental el único elemento innovador del film.
Sin embargo los mayores problemas de Perfectos desconocidos son otros, el principal es su reparto, tanto a nivel de conjunto, con una nula química entre ellos que nos hace difícil pensar que siquiera fueran amigos, como a nivel individual, con errores garrafales de casting como los de Ernesto Alterio o Belén Rueda, personajes grises y sin profundidad como el de Eduardo Noriega o prácticamente inexistentes como el de Dafne Fernández. Es Eduard Fernádez el único que consigue salvar el tipo y es que pese a dar la impresión de estar con el piloto automático puesto durante todo el metraje le basta para llevarse la función. Exceptuando éste último son personajes tan planos que ni nos encariñamos con ellos, ni los odiamos, ni sufrimos o nos alegramos por sus desgracias, básicamente nos dan igual.
Otro de los grandes problemas, y pensé que nunca iba a decir esto, es Alex de la Iglesia, que abandona su provocación y transgresión habitual para adoptar un tono acomodaticio, carente de ningún riesgo ni personalidad. Perfectos desconocidos grita a los cuatro vientos "película alimenticia" dentro de la carrera del director vasco, a producto Mediaset para todos los públicos y no a película De la Iglesia. Si El Bar se regodeaba en la crítica a los diferentes estratos de la sociedad española, Perfectos desconocidos nunca se atreve a criticar a esa sociedad de mediana edad acomodada que describe, quedándose en la superficie sin atreverse a hurgar en la herida como siempre le ha gustado.
Pero probablemente lo más molesto del film es lo rancio de su discurso (tanto que hasta uno de sus propios personajes se atreve a decirlo), con dilemas morales absolutamente superados, más propios de la década anterior que de esta, que ni impactan ni sorprenden al espectador, pero que además ni siquiera están bien desarrollados porque el film lanza una historia tras otra y apenas llega a profundizar en un par de ellas.
A pesar de que Perfectos desconocidos sea una obra muy menor dentro de la filmografía de De la Iglesia, parece que va a ser un taquillazo, de nuevo no olvidemos que es un producto Mediaset, con todo lo que ello conlleva, así que esperemos que éste éxito (del cual me alegro enormemente, por su director y por el cine español en general, más allá de mi opinión sobre el film) sirva para que salgan adelante proyectos más personales e interesantes del director.
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